En 2016, un 39,5% de los consultados en la Encuesta de Condiciones de Vida del INE respondía que no podía viajar ni una sola semana, aunque en los peores años de la crisis ese porcentaje llegó al 45%. Actualmente, según publica El País, “aumenta no solo el número de viajes que hacen los españoles, sino también su duración. Durante la crisis, por ejemplo, en Semana Santa muchos visitantes nacionales pasaban solo tres noches fuera. Y este año abundaban los que alargaron las pernoctaciones durante toda la semana”, asegura Ramón Estalella, secretario general de la CEHAT.
Tras escudriñar los datos de la EPA, el experto en el mercado laboral Florentino Felgueroso, sospecha que durante la crisis algunos trabajadores —sobre todo los temporales— renunciaron a días de vacaciones. Basaba esta idea en la caída que se produjo hasta 2015 en el número de personas que durante el verano decían haberse cogido unos días libres en la semana anterior a la encuesta. Pero el año pasado esa tendencia se rompió.
Y es previsible que este verano vuelva a ocurrir lo mismo. “Mi hipótesis se basa en que cuando un empleado se toma vacaciones manda una señal a su empresa sobre su productividad. Y que cuanto peor sea la situación económica, mayor será la necesidad de dar esa señal”, concluye Felgueroso.
Con todo, Exceltur, comparte el triunfalismo. “La buena marcha de la economía y la contención de los precios energéticos han impulsado el consumo de los españoles en los meses de primavera. Y con ello su gasto turístico”, aseguraba en su informe del segundo trimestre.
Otra prueba de esa bonanza es que aunque los principales destinos extranjeros que visitan los viajeros españoles son europeos, los mayores incrementos correspondieron a la región de Asia-Pacífico, donde aumentó un 15,7% la llegada de viajeros en 2016, según datos de reservas aéreas de ForwardKeys. También aumentaron los viajes a EE UU y Canadá (+4,4%) y los destinos latinoamericanos (+4,6%).
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