Como ocurre siempre en verano, la semana pasada hubo un día en Mallorca que amaneció lluvioso. Como todos los hoteles de las playas están llenos a reventar, ocurrió lo que ocurre siempre cuando llueve: los turistas piensan que no pueden ir a la playa y que lo mejor es aprovechar para visitar la capital, Palma.
Eso es lo que hicieron: miles y miles de visitantes cogieron sus coches de alquiler o fueron a la parada de bus más próxima y viajaron a la capital. A las once de la mañana el colapso ya era total. Entonces, la Policía Local de Palma emitió un tuit pidiendo a todos los ciudadanos que no usaran el coche a menos que sea imprescindible. Nada de inglés y alemán, que en la policía no hay quien hable idiomas. Un mensaje para los mallorquines, que se encierren en sus casas y esperen con paciencia.
Desde los años setenta del siglo pasado, aunque ahora con una dimensión más potente, cada vez que se nubla en verano, los turistas invaden la ciudad. Y cada vez se bloquea todo porque no es posible que tanto visitante, tanto coche, tanto comprador, tanto aspirante a cliente de restaurante encuentre oferta suficiente.
En tantos años, la policía debería haber diseñado un plan para actuar: al menos conseguir que los coches no entren al centro, informando en la periferia de que no hay aparcamientos. Si tuviéramos un poco de vergüenza, habríamos sido capaces incluso de informar en los propios hoteles de estos colapsos que sólo generan caos y malestar, también entre los turistas.
Por supuesto, lo mejor es que no fueran a la ciudad, pero al menos si lo hacen, que no vayan en coche. Pero el ayuntamiento de Palma en treinta años no ha conseguido hacer nada: ni siquiera hay una señalización para estos casos. Sólo fueron capaces de lanzar un tuit.
Este caos lamentable tiene un nombre: vagos e incompetentes. No sé exactamente dónde está la responsabilidad, pero aquí estamos ya a nivel técnico, de los funcionarios y no necesariamente de los políticos. En tantos años, que no haya capacidad de respuesta es lamentable.
Estos mismos son los que deberían vigilar el civismo de los turistas. Cumplen con este deber con la misma dedicación y pericia que emplean en prevenir el colapso de la ciudad cuando está nublado. O sea: ya que no sirven para nada, lo suyo es que no existan. Por lo menos sabríamos qué nos espera cuando se nubla en verano.
Y, por qué los turistas no pueden ir a la capital. ¿Hay alguna norma que prohiba a los visitntes visitar -valga la redundancia el fenomenal casco antiguo de Palma?. O, ¿se va aprohibir por decreto que llueva en verano o un confinamiento general en sus hoteles para que no invadan la ciudad?, ¿no invaden la ciudad cuando llegan tres macroferries y de repente te llegan diez o quince mil personas y no se puede dar un paso? Les ponemos todos ha hacer flexiones o thai chi en la playa?, enfin, no seamos hipócritas, es lo que tiene la masificación a la que nadie parece poner coto, ¡todo por la pasta!, y no precisamente de macarrones o raviolis.
No se trata de que no puedan ir, es que tiene q coger el transporte público para hacerlo. Es así de simple. El espacio es el que es.
Carai!! Vaya forma da dar la vuelta a la tortilla. Ahora resulta que es el ayuntamiento, quien tiene la culpa de la masificación turística. Muy buen intento