Entre la isla de la Giudecca y la plaza de San Marcos, en Venecia, está el Canal de la Giudecca, que es una extensión del Grand Canal. Es un espacio relativamente estrecho por el que regularmente pasan cruceros de un tonelaje increíble para ese lugar tan ambientalmente sensible. Y pasan en plena laguna, para acceder a la terminal de pasajeros veneciana.
Hasta dentro de cuatro años, porque ayer Venecia prohibió definitivamente los cruceros queden permanentemente prohibidos en ese canal. Esto afecta a barcos de menos de 100 mil toneladas, que desde entonces deberán ir al puerto industrial de Marghera, bastante alejando del centro de Venecia y sin las vistas impresionantes que tiene hoy el acceso a la ciudad. Los de más de 100 mil toneladas habían sido ya prohibido en 2013, porque hasta entonces no había limitaciones.
El plan de erradicación de los cruceros es el resultado de la demanda de los residentes, de los empresarios turísticos y de los grupos ecologistas, que claman contra los daños que barcos de esas dimensiones causan en la laguna veneciana. Así lo admite el alcalde la ciudad, Luigi Brugnaro, al anunciar la decisión (Meliá tendrá un cinco estrellas en Venecia).
El alcalde espera que con estos cuatro años de tiempo se pueda proceder a crear accesos adecuados para los turistas en el puerto industrial, evitando de esa forma dañar la industria del crucero, fundamental para la economía de la ciudad, según consideran los gestores municipales.
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