El aeropuerto italiano de Roma Fiumicino, conocido como Leonardo da Vinci, vivió este miércoles por la tarde unas horas de tensión y paralización de la actividad después de que un pasajero asegurase que había introducido una bomba en la bodega de un avión de la aerolínea Niki con destino a Viena.
No obstante, horas después los artificieros descartaron la presencia de ningún explosivo tras inspeccionar el aparato y todo el equipaje. La alarma saltó alrededor de las 19.50 hora local, cuando un viajero de nacionalidad eslovena mostró un podómetro a su compañero de asiento y le dijo que era para activar una bomba en el avión.
El comandante informó a la torre de control y se activó el protocolo de tráfico aéreo antiterrorista, que bloquea los despegues y aterrizajes. Ya en tierra, y tras una larga negociación, se convenció al sospechoso para que permitiera la evacuación de los pasajeros y tripulantes y, a su salida del avión, fue detenido por la Policía. El arrestado aseguró a los agentes que el otro pasajero, que era italiano, le había malinterpretado.
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