El Tribunal de Cuentas de la Unión Europea ha emitido un informe especial, que se publicará este martes pero ha sido adelantado el domingo por Der Spiegel, en el que critica con dureza la política europea de subvenciones para aeropuertos. A su entender, una política errática e “insuficientemente supervisada”, a tenor del derroche en países como España.
Los aeropuertos españoles ocupan un lugar destacado en el documento por haber hecho inversiones cuyos beneficios para los viajeros “no son cuantificables ni demostrables”, a pesar de haber costado 4.500 millones en toda la UE desde el año 2000.
El TC señala el caso de la nueva terminal del aeropuerto de Fuerteventura, que amplió de diez a 24 el número de puertas de embarque y ha tenido que cerrar seis de ellas por desuso. También critica el aeropuerto de Córdoba, que amplió su terminal con una contribución de 13’5 millones de fondos comunitarios y hoy en día destina sus instalaciones mayormente a vuelos gubernamentales y jets privados.
El dedo acusador del auditor de la UE recae igualmente sobre el aeropuerto de Ciudad Real, cerrado en 2012 tras haber requerido inversiones por valor sumado de mil millones, o el aeropuerto de Castellón, que aún no se ha estrenado para operaciones comerciales. Además, se reprocha a España el haber carecido de un plan nacional de aeropuertos a largo plazo durante los años del gasto desbocado.
Me resulta cuanto menos curioso que aparezca el aeropuerto de Fuerteventura situado en un isla porque no utiliza seis de las 24 puertas de embarque con las que cuenta la ampliación , y que está creciendo en número de visitantes frente al resto de aeropuertos que parece que no tienen ni siquiera tráfico aéreo. Hablen del nuevo aeropuerto alemán que parece que abrirá en 2017 cuando tenía previsto abrir hace unos cuantos años.