Gabriel Sampol es uno de los principales empresarios de Baleares, un self-made man que ha llegado a la cumbre desde una pequeña empresa de instalaciones eléctricas. El apellido de este mallorquín da nombre a una empresa implantada también fuera de España y especialmente en el área del Caribe. Gabriel Sampol siempre ha acompañado a los inversores hoteleros allende los mares.
Pero Sampol también ha sido compañero de viaje de la industria turística no hotelera. Por ejemplo, la aeroportuaria. En Aena, esta empresa pasa por ser la proveedora más antigua. Lleva decenas de años proveyendo al ente aeroportuario ahora en proceso de privatización. Con los encargos de Aena, Gabriel Sampol se hizo muy rico. Tanto que aspiró a hacerse con otros negocios de enjundia.
Uno de ellos fue la concesión del hotel de la T2 de Barajas, que consiguió en comandita con la cadena Barceló antes de que llegara la crisis. Este hotel empezó a construirse antes del tsunami financiero que azotó a España, y se truncó con la salida de Barceló de la sociedad que habían pergeñado para la licitación de dicho establecimiento. El esqueleto del hotel permanece como símbolo de la crisis.
La coyuntura financiera adversa ha influido sin duda en que la estructura permanezca como imagen opuesta a lo que representa la Marca España, tal como se publicó en la revista Preferente hace un par de años. Sampol ha encontrado un socio industrial, AC, pero dice ahora que no tiene crédito para construirlo, que los bancos no lo apoyan en esta aventura hotelera. ¿Por qué no es negocio el hotel?
Por si los males de este proyecto fueran pocos, el socio que se ha buscado Sampol no está para tirar cohetes y, además, los hoteles urbanos son los que peores registros están teniendo entre todos los que operan en España, nada que ver con los de las zonas costeras. A Sampol le han crecido, pues, los enanos en su grupo. Y ahí está el hombre -él y sus hijos- pleiteando con la Aena de Vargas.
La situación del hotel de la T2, que ha servido para distanciarse de los directivos del ente público, no es el único problema que le ha surgido a Sampol este verano. La empresa que lleva su nombre, y que es una de las líderes en su segmento, ha tenido que poner en marcha un ERE ante la baja producción de su negocio principal. El turismo funciona bien para los hoteleros pero no necesariamente para los proveedores.
Ítem más, Sampol puede ser llamado a declarar por el asunto que monopoliza la actualidad en Baleares, según publican varios medios locales: el caso del hospital Son Espases. Gabriel Sampol hizo unas declaraciones en su día en IB3 en las que hablaba de irregularidades en la concesión de este centro sanitario auspiciado por el expresidente Matas y que está siendo investigado por los fiscales.
Echado para adelante como pocos y llevado por la corriente de la buena marcha de su cuenta financiera de entonces -también pretendía una central eléctrica en Baleares y otra en Canarias-, Gabriel Sampol aspiró el sólo a hacerse con dicho macro hospital, mientras el resto de licitadores crearon varias UTEs, -grandes constructoras nacionales asociadas a locales- para hacerse con la concesión.
Envalentonado, decía por aquellos tiempos que él era capaz de poner en marcha dicho hospital de casi 700 millones de euros de presupuesto. No tenía experiencia en este negocio pero si mucha voluntad y músculo financiero. Fue el primero en quedarse fuera de la criba llevada a cabo por la mesa de contratación. Al poco, no se mordió la lengua y no dejó títere con cabeza. Jaime Matas, el primero.
Total, que entre unas cosas y otras, a este empresario que le marchaba viento en popa su negocio tradicional ha acabado amargado por sus dos grandes proyectos en el que no tenía experiencia -el hotelero y el sanitario- y que le ha supuesto un grave dolor de cabeza porque por un lado pleitea con su principal cliente, Aena, y por otro, puede verse las caras con la Fiscalía. ERE aparte. Canícula horribilis.
Zapatero a tus Zapatos...