En la presentación de los malos resultados de Thomas Cook quedó claro que Cóndor, la aerolínea de su propiedad, no lo estaba pasando bien. No había que ser un lince, si la aerolínea de Tui tuvo que unirse con lo que queda de Air Berlín, imaginen cómo está Cóndor que aún es más pequeña (46 aviones, la mayor parte de los cuales tienen unos 20 años de edad). Según pública el “Suddeutsche Zeitung” de Munich, la compañía piensa reducir otros 40 millones de euros de gastos en este año, con otros 100 despidos, a los que seguirán otros 100 más en 2018.
El director de la compañía, Ralf Teckentrup, explicó al periódico alemán que habían estado volando con pérdidas porque el 2016 fue un año horroroso al tener que reprogramar todos los vuelos a Turquía y otros destinos de Cercano Oriente por el Mediterráneo español.
El plan de recorte supone rediseñar la relación de las diversas aerolíneas del grupo, que vuelan con marcas diferentes y que tienen bases en Bélgica, Gran Bretaña, Escandinavia y, por supuesto, Alemania. Compartir elementos supondrá ahorrar dinero.
Igualmente, la compañía ha decidido que desde este año, la comida y bebida a bordo se deberá pagar aparte, siempre que los vuelos sean de corto y medio radio. Y, naturalmente, la compañía se plantea seriamente renovar su flota, antes de que se convierta en parte de un museo. Aún vuela los B-757, de los que quedan muy pocos en operación, y los B767, que usa en el largo recorrido. Hoy, cualquier avión de nueva fabricación ahorra mucho combustible en relación con estas flotas.
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