Descontento y cansancio en el Sector ante las reiteradas amenazas de huelga

La industria turística española se tranquiliza tras un acuerdo entre patronal y sindicatos que permitió desconvocar ayer, tras varios encuentros, la huelga de los asistentes de tierra prevista para los días 18 y 26 de agosto. No obstante, las empresas del sector muestran su descontento por las continuas amenazas de huelga que se suceden en temporada alta y las nefastas consecuencias que conllevan.

La respuesta es idéntica en todo el sector turístico español: los perjuicios del simple anuncio de una huelga en cualquiera de los servicios aeroportuarios son nefastos. Ayer fue una jornada llena de incertidumbre para la industria. A las siete de la mañana se conocía que los controladores alemanes habían desconvocado el paro previsto para ayer mismo y que el conflicto se trasladaba a septiembre. Sin embargo, la alarma cundió por los problemas de casa. CC OO, UGT y USO se reunieron, sin éxito, con la patronal de asistencia en tierra para fijar los servicios mínimos de la huelga convocada para los días 18 y 26 de agosto. No hubo acuerdo, aunque a última hora de la tarde se comunicó por sorpresa que habían cerrado un pacto: WFS, encargada de la carga del aeropuerto de Barcelona, recolocaba a cuatro trabajadores.

Pero durante toda la jornada, el sector mostró descontento y cansancio por una amenaza reiterada en fechas clave. "La convocatoria de esta huelga es algo absolutamente irresponsable", expresó el presidente de la patronal hotelera canaria, José Fernando Cabrera. Con su criterio coincidió el del portavoz de la cadena hotelera Barceló, que consideró que el llamamiento al paro se usa como "medida de presión", algo que "no debería ocurrir en temporada alta" en un país en el que el turismo tiene tanta importancia.

La asociación hotelera de Mallorca también recelaba de una convocatoria a la que habían sido llamados por los sindicatos unos 60.000 trabajadores en el área de handling, que incluye a los encargados del transporte de equipajes, de carga, de los desplazamiento de viajeros de movilidad reducida y de las tareas de pista. "Hay que llamar a la responsabilidad de los implicados", expresó un portavoz de la asociación, que recordó el especial impacto que las huelgas aéreas tienen en las islas, que reciben a la mayoría de sus visitantes por aire.

Las aerolíneas, por su parte, se mantuvieron ayer a la expectativa. Iberia, que emplea a cerca de 8.000 personas del sector y opera unos 750 vuelos diarios, prefirió no valorar una huelga que hubiese afectado a unos dos millones de pasajeros, según expresó ayer en Radio Nacional el presidente de la Federación Española de Agencias de Viajes, Rafael Gallego, que tildó de "catastróficos" los efectos de la posible huelga.

"Debería existir un arbitraje obligatorio para estos casos", opina Cabrera, de la patronal canaria. Algo parecido a lo que ocurre en Alemania, donde una petición de mediación del gestor aeroportuario paralizó una huelga de controladores convocada para el martes. En España no existe esta opción; un gestor de Aena, que gestiona de media 6.000 vuelos diarios, aseguró que la entidad no tiene "autoridad" para solucionar este tipo de conflictos.