No serán 15.000 millones, sino a lo sumo 6.000 o 7.000, los que obtendrá el consorcio ferroviario español, encabezado por Renfe y Talgo, en caso de que gane el concurso para construir una de las mayores líneas que se proyectan actualmente en el mundo: el tren de alta velocidad entre Sao Paulo y Río de Janeiro, en Brasil. El Rey Juan Carlos ha aprovechado una reciente visita al país para intentar traer a España este macroproyecto.
Las condiciones para el grupo de empresas de España, que competirán con la francesa Alstom y la alemana Siemens, van a ser diferentes a las que se encontró en Arabia Saudí, donde se hizo con la obra del ‘AVE’ entre Medina y La Meca. En Brasil toparán con una legislación proteccionista y unos aranceles elevados por no pertenecer a Mercosur.
Además, según fuentes consultadas por Vozpopuli, tendrán que compartir la producción y la tecnología para la implantación de la línea férrea con el Estado carioca. Igualmente, el margen de negociación del consorcio español será menor que en Riad (Arabia Saudí), dado que Brasil tiene mano de obra en abundancia y no podrá traerse de terceros países, como para el ‘tren de los peregrinos’.
En cualquier caso, el Gobierno de Dilma Rousseff (Partido de los Trabajadores) quiere tener listo el tren de alta velocidad entre las dos mayores ciudades del país antes de que arranque el Mundial de Fútbol de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016.
Es imposible que el tren de alta velocidad esté para 2014. Incluso si empiezan ahora, 2016 se antoja un plazo ajustado.