Sábado 19 de octubre: día histórico para la aviación. Y para una empresa española que participa en un proyecto clave. El momento tiene dos puntos álgidos: por un lado Bodo, una pequeña población del norte de Noruega donde está el centro remoto de control de operaciones aéreas y Rost, un aeropuerto del Ártico donde aterrizó el primer avión que no era observado desde una torre de control real sino desde Bodo, a distancia, gracias a la tecnología. Lo que ven en la foto no es una ventana, son pantallas que permiten controlar aeropuertos lejanos.
El proyecto está siendo desarrollado por Avinor, la empresa pública noruega que gestiona los aeropuertos de ese país, con Kongsberg Defense & Aerospace y el socio español, Indra. Allí estaba una empresa nuestra, sin que, como es habitual, nadie en nuestro país le prestara atención.
Después de muchos años de planificación, pruebas y desarrollo, la nueva tecnología se comenzó a operar sin incidencias. Un avión de vuelo regular operó sin problemas y sin controladores a la vista. Estas tecnologías permiten una reducción sustancial de los costes de la aviación en Noruega, donde son frecuentes los pequeños aeropuertos para aviones igualmente minúsculos que permiten sortear una orografía endemoniada, especialmente intransitable en invierno.
Por supuesto, el proyecto exige que haya el mismo nivel de seguridad que con una torre de control física, real. Las torres remotas tienen asegurado su futuro, gracias a la calidad de la tecnología.
Elin Blakstad, es el director de sistemas de torres de control de Indra, quien explicó que estos proyectos con Avinor están permitiendo el desarrollo de tecnologías que permitirán manejar varios aeropuertos al mismo tiempo. Las posibilidades del controlador de situarse en el lugar son excepcionales.
Al mismo tiempo, Avinor está acabando las obras para que desde Bodo se puedan controlar hasta 15 aeropuertos diferentes con un único control de operaciones. El nuevo centro estará operativo en 2020.
En proyecto diferente y por razones diferentes, pronto los controladores del aeropuerto de London City también operarán a distancia sin una visión directa de la pista sino a través de pantallas. No se pretende reducir costes sino optimizar la gestión.
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