Holanda aplicará una tasa de 7,45€ a cada billete aéreo

Para el fisco, no hay coronavirus. La voracidad recaudadora está intacta. Así, desde el uno de enero, los Países Bajos introducen un impuesto de 7,45 euros por cada viajero que parta de un aeropuerto del país. Se trata de luchar contra el cambio climático. Pero no mucho, porque esto sólo afectará a los viajeros que parten de Holanda, no a los que llegan en un vuelo y reembarcan en otro, que es uno de los puntos claves del negocio de KLM y que, al parecer no tienen impacto en el clima.

Es cierto que actualmente, el combustible de aviación no tiene fiscalidad alguna, en contra de lo que ocurre con los demás modos de transporte. Y este es el argumento que aduce el gobierno holandés. No obstante, como una de sus estrategias históricas es convertir Schiphol, el aeropuerto de Amsterdam, en un hub europeo relevante, el impuesto no se aplica para quienes enlacen allí con otros vuelos.

En un primer momento, el Gobierno había previsto aplicar también una fiscalidad para los aviones dedicados al transporte de carga, pero en este caso el cambio climático también deberá esperar porque un estudio llegó a la conclusión de que ese negocio sería fácilmente desviado a los países limítrofes, lo que afectaría al negocio de Schiphol y de Maastrich, con fuerte presencia de la carga.

El gobierno holandés pretende recaudar anualmente unos 200 millones de euros por este impuesto. La idea holandesa era esperar a que la Comisión creara este impuesto para toda Europa, pero esto se ha retrasado y Holanda no ha querido esperar más. Ocho países han pedido a Europa una fiscalidad sobre la aviación, sin éxito.