A las pocas horas de que la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) confirmara el intento de compra de Air Europa por parte de Iberia, este columnista se puso en contacto con Juan José Hidalgo, el todavía presidente de la compañía adquirida, siempre y cuando Competencia de España y las autoridades europeas aprueben la operación.
-¿Tengo que darte la enhorabuena o el pésame, Pepe?, disparé rápido.
-Tengo sensaciones contrapuestas, contestó. Por un lado, tengo una cierta “nostalgia” después de tantos años luchando a pecho descubierto por Air Europa…Pero es una gran operación para la compañía y para sus accionistas…Javier ha hecho una gran negociación…
En términos similares se pronunciaba Juan José Hidalgo con otros colegas, que le interrogaron acerca de su estado de ánimo tras el “pelotazo” limpio de 1.000 millones de euros, que es una cantidad que no se ganan todos los días.
Conozco a JJH desde hace muchos años y he conocido de primera mano su entrega diaria a la “joya de la corona” del Grupo Globalia. Sabía también que algo se estaba cociendo en la sede central de Pozuelo. Los pretendientes a título de novios de la “joyita” eran más de uno. Esto es, la familia Hidalgo contaba con varias opciones si habían llegado a la conclusión de enajenar lo que parecía imposible en vida del fundador del conglomerado turístico.
Sabido es que el tiempo todo lo puede. Y estos son tiempos de cambio, aún de gran cambio. El dinero no lo es todo en la vida, pero sí en un grupo empresarial que tiene, directa o indirectamente, 20.000 empleados. Si no hay jurdó, no existe ni presente ni futuro. No quiero decir con ello que no lo hubiera. Air Europa se había quedado sola en el panorama nacional exhibiendo la bandera del país, una vez que la antigua Iberia pasara a manos de los británicos. Era un motivo de orgullo para el presidente y con toda razón.
Según me informan fuentes solventes, el accionista mayoritario inglés ha hecho un enorme esfuerzo de desembolso; de otra manera la compra no se hubiera llevado a cabo. Lógico. Vamos a ver qué sucede a partir de ahora.
Los hechos empresariales como los protagonistas que los lideran no son eternos. Y las empresas suelen durar más que sus creadores. Es obvio que los planteamientos de Juan José sean diferentes a los de su “hereu”. No sólo en lo que respecta a la cuestión concreta de la compañía aérea y el resto de las empresas que conforman (todavía) Globalia, sino respecto a la vida en general.
El nuevo grupo de transporte civil aéreo que se conforma con la adquisición es formidable. ¿Sufre la competencia y, por ende, el de los usuarios? Está por ver. Tengo para mí que a partir de este desprendimiento nada será igual en la criatura de los Hidalgo. Air Europa era el santo y seña, el estandarte de una larga época de riesgo y hasta de aventura empresarial.
El que suscribe también tiene una cierta “nostalgia”. Pero, definitivamente, no se pueden poner puertas al campo.
No creo que la morterada de millones que han recibido los accionistas de Air Europa se vaya a quedar quieta. Tengo para mí que hay otras formas de negocio en el transporte moderno mucho más segura que navegar a 32.000 pies de altura.
Sobre raíles, por ejemplo.
A pesar de la historia tan grande de la aviacion española que teniamos, ahora por dinero, nos quedamos huerfanos. AEA se vende por 1000 millones, pero destruye nuestra patrimonio aeronáutico para formar parte de Forbes. Triste triste, muy triste.