Ábalos, Hidalgo, Armengol, Koldo, Begoña… ¿Qué puede fallar?

Son cinco las personas que esta semana han copado las portadas de los periódicos y las imágenes televisivas, ante las sospechas de aprovechar el dinero público para el enriquecimiento de unos privilegiados. Sus nombres son José Luis Ábalos, Juan José Hidalgo, Francina Armengol, Koldo García y Begoña Sánchez. Con frecuencia coinciden en proclamarse como "víctimas", aunque el foco actual sobre ellos no es un hecho aislado, sino que a pocas trayectorias se les han vinculado más escándalos (La mujer de Sánchez recibió a menudo a Hidalgo Jr. y al comisionista).

José Luis Ábalos, en primer lugar, miembro fundador de la 'banda del Peugeot' desde la que Pedro Sánchez recobró el liderazgo del PSOE, tuvo su primera gran polémica en 2020 por la extraña forma en reunirse en un avión con la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez. Posteriormente, se le ha acusado de "intermediario" de una trama que se lucró con grandes comisiones vendiendo mascarillas, y que estaba liderada por sus fieles Koldo García o Víctor de Aldama, a lo que el ex ministro respondió señalando a Santos Cerdán o a Francina Armengol. Además, llamó la atención el privilegio con el que concedió el rescate a Air Europa en cuanto a su monto, el mayor de la historia, y su rapidez, pese a estar condenada por el mayor fraude jamás registrado al Estado por la estafa con el descuento de residentes (La trama Koldo negoció el rescate estatal de Air Europa).

Juan José Hidalgo, de su lado, ha venido presentándose igualmente como perjudicado de que los poderes políticos nunca le han ayudado. Mientras algunos de sus competidores han ido quebrando, como Orizonia, Marsans o Spanair, su grupo Globalia ha gozado de las relaciones más cercanas con los sucesivos ministros de Fomento o Transportes, incluido el acceso directo a presidentes del Gobierno, pese ha haber sufrido las mayores multas públicas de distinto tipo.

Francina Armengol, por su parte, representa igualmente una de las personalidades políticas con más cifras de escándalos que han acompañado a su trayectoria. Una de las más célebres fue la del Hat Bar, en la que infringió las medidas que obligaban al resto de ciudadanos a no salir de madrugada. Su reacción fue inicialmente negarlo, y tras la mentira, se produjo una sospechosa desaparición de la denuncia policial que la había descubierto de copas. Además, ocultó que menores tuteladas se prostituían, a la vez que autorizó un hotel bloqueado en el que su entonces pareja Joan Nadal, dueño de la empresa Jardins de Tramuntana, tenía intereses. La expresidenta balear, asimismo, reservó un ático de lujo en el centro de Palma de 1.700 metros cuadrados por una cuarta parte de su valor de mercado, al que acabó renunciando tras hacerse pública su intención. Obstinada con la Guerra Civil, también le ha salpicado el caso Puertos, por su relación a las múltiples irregularidades en la concesión del Club Náutico de Ibiza. El foco más reciente ha sido por no pedir hasta tres años después la devolución de 2,6 millones de euros de unas mascarillas defectuosas en el centro de la trama del caso Koldo. Y durante su mandato en el Archipiélago, fue criticada por imponer el catalán a médicos aún a costa de acentuar la carencia de doctores que salvasen vidas, o por promover un modelo de alojamiento en viviendas que expulsó a los locales del acceso a una casa, lo que deterioró la identidad local, ante la masificación turística, y la llegada de una inmigración extranjera como mano de obra, en lugar de la tradicional del resto de España.

Respecto a Koldo García, su perfil con pasado como escolta fue cuestionado para figurar en consejos como el de Renfe Mercancías, mientras el estilo de su círculo también sonaba extraño.

Begoña Gómez, finalmente, aparece como otra de las claves del contubernio que se viene conociendo entre empresas privadas y dinero público, en su rol de esposa del presidente que más notoriedad ha buscado de entre todas las parejas que han habitado el Palacio de la Moncloa. Este carácter fue aprovechado por algunos para lograr una mayor cercanía con los jefes del Ejecutivo, bajo el paraguas de un interés compartido por mejorar el planeta, dando lecciones sobre sostenibilidad, inclusividad, objetivos del milenio, feminismo o transformaciones sociales, entre financiación procedente de quienes más afán de lucro demuestran.

Así, este quinteto forma parte de un serial que durante esta pasada semana ha protagonizado la vida pública, en virtud de su enorme poder para dirigir los fondos públicos, el rumbo político, los privilegios del mercado, los patrones morales de convivencia, y las prácticas entre las relaciones de autoridades con el sector privado. Por lo tanto, con su respectivo historial, no ha sido una sorpresa para muchos que algo haya podido fallar, como se ha venido conociendo estos días.