Lufthansa e ITA, o más exactamente la aerolínea alemana y el ministerio de Finanzas italiano, han llegado a un acuerdo mediante el cual la operación de compra se mantiene sin que se produzcan cambios en el precio inicialmente pactado. La adquisición había sido paralizada por Italia el pasado viernes (Italia frena la venta de ITA por discrepancias con el precio).
Toda la información la facilita Italia, que presume de haber conseguido su objetivo. Firmado el acuerdo, con un retraso mínimo sobre el plazo máximo fijado, se remitió el expediente a la Unión Europea para completar la aprobación cuyos términos ya tenían el visto bueno.
Toda la negociación es extremadamente extraña. Normalmente, Lufthansa no debería haber cuestionado los términos firmados con Italia, a menos que hayan surgido situaciones desconocidas por los alemanes, lo que les ha llevado a amenazar con una rebaja o romper las negociaciones. Tampoco lo ocurrido este fin de semana tiene mucho sentido. Tal como está diseñada la operación, en la que Lufthansa apenas compra el 41 por ciento de la compañía y, por lo tanto, Italia sigue siendo el primer accionista, las relaciones económicas entre los dos socios van a prolongarse durante bastante tiempo, por lo que es perfectamente posible que se haya llegado a un acuerdo para que Lufthansa obtenga una compensación en un momento futuro. Era evidente que el Gobierno de Italia no se podía permitir volver de las conversaciones con una renuncia a un pago, después de haber ventilado unilateralmente la crisis.
Hay que tener presente que hasta que Lufthansa tome el control de ITA, se trata de una empresa cien por ciento pública, controlada directamente por el ministerio de Finanzas, cuya operativa es atípica en su totalidad, sobre todo porque sus gestores no proceden del sector y los intereses predominantes son los del accionista, el Gobierno.
Ahora, en breve, Lufthansa ha de tomar el control de la gestión de ITA y en un plazo de unos pocos años decidir qué hace con la parte de capital que aún no es suyo y que los acuerdos prevén que terminen en manos alemanas.
Los directivos de ITA, todos italianos por el momento, han manifestado reiteradamente que creen que continuarán en sus cargos. En otras filiales, Lufthansa ha solido desembarcar poniendo su gente en todos los puestos clave.