Como en los mejores momentos del Covid, pero por culpa de la guerra que ha propiciado su propio Gobierno, Aeroflot, la aerolínea estatal rusa, ha acudido a pedir un rescate de 3.000 millones de euros (unos 185 mil millones de rublos), consecuencia del desastre financiero que ha provocado el conflicto bélico en su actividad (Despidos en la rusa Aeroflot por el veto de la UE).
La fórmula para conseguir dinero fresco ha sido la emisión de 5.420 millones de nuevas acciones, que dejan la antigua participación del estado en la compañía casi sin valor. En realidad, tampoco es que hoy Aeroflot tenga valor, dado que apenas está operando en el mercado interior, más unos vuelos contados fuera de sus fronteras.
En estos momentos, la crisis ha empeorado el panorama también desolador de Aeroflot de principios de año, cuando sólo transportaba dos tercios de los pasajeros de antes de la pandemia. Pero el boicot económico occidental ha sido muy poderoso, cerrando la operación a la Unión Europea, Estados Unidos, Gran Bretaña o Canadá.
Aeroflot, entre otras rutas, había conseguido una presencia significativa en el tráfico entre Europa y Extremo Oriente, usando Moscú como hub. Para entender la potencia que estaba adquiriendo en los mercados, baste mencionar el contrato publicitario firmado con el Manchester United, que ha sido cancelado.
Además, la compañía no puede volar al extranjero con sus aviones Airbus o Boeing, que constituyen toda la flota de 187 aparatos, excepto diez unidades (Aeroflot sólo emplea aviones rusos en rutas internacionales).
3 días de venta de gas.