Todo ocurrió en el pasado mes de junio, pero sólo ahora el Bild Zeitung de Alemania lo supo y lo contó. Tal como nos ocurre a cualquiera de nosotros, que si no pagamos la barrera del aparcamiento no se abre, esto le sucedió a Aeroflot, la compañía estatal rusa, con uno de sus aviones, un Airbus A320 que estaba en Múnich.
El lío empezó el 27 de febrero de 2023. Hacía apenas tres días que había estallado la guerra de Ucrania y un avión de Aeroflot aterrizó en Múnich procedente de San Petersburgo, cosa nada sorprendente porque ocurría a diario. Lo que cambió es que horas después, con el avión en Múnich, se cerró el espacio aéreo europeo para los rusos. Y ahí se quedó el avión.
Ahí empezaron las idas y venidas políticas, con China de por medio porque una compañía de este país es en realidad la propietaria de la aeronave alquilada por Aeroflot. Los problemas incluían la necesidad de hacerle mantenimiento al avión tras tanto tiempo parado, etcétera. Todo solucionable menos el pago del aparcamiento que el aeropuerto no perdonó y era de entre 340 y 560 euros al día, recoge Simple Flying del Bild alemán.
Finalmente, en junio pasado, el avión voló a Praga, probablemente ya para que la propietaria china, CMB, lo vuelva a alquilar. El precio del parking de este tiempo fue de 460 mil euros. Ya se sabe que aparcar en un aeropuerto nunca fue un asunto fácil. Ni barato.