Aeroflot, la compañía aérea estatal rusa, ha reanudado algunos vuelos a países de la órbita de la antigua Unión Soviética. Para esos servicios únicamente está empleando su flota de aviones Sukhoi Superjet 100, de fabricación nacional, no alquilados en el extranjero y, por ende, no embargables. Aunque no resulta verosímil la acción de un juez en uno de estos países, Aeroflot ha tomado cautelas y únicamente utiliza estos aviones que son de su total propiedad (Así esquivan los pasajeros rusos el veto de la UE).
La oferta de vuelos internacionales de Aeroflot tiene dos limitaciones: por un lado, el riesgo a que sus aviones sean embargados en el extranjero, lo que ha llevado al gobierno a restringir el radio de las operaciones a países de su entorno. En segundo lugar, las prohibiciones aplicadas contra Rusia, donde el caso europeo es el más importante porque le cierra incontables rutas hacia el oeste.
Pese a ello, está reorganizando algunas rutas, ahora únicamente con aviones nacionales. Estas rutas que están restaurándose son las siguientes: vuelos diarios a Bishkek y Osh, en Kirguistán; vuelos a Bakú, la capital de Azerbaiyán, también diarios. Los vuelos operan desde este lunes 21. Y también habrá vuelos a Ereván, la capital Armenia, desde este martes 22 de marzo (¿Qué aseguradora pagará la pérdida de los aviones en Rusia?).
Todos estos vuelos serán operados por aviones Sukhoi Superjet 100.
Mientras tanto, dentro del país, en los vuelos domésticos, Aeroflot sigue volando con sus aviones de procedencia occidental, dado que no tiene ni restricciones ni problemas de embargos. Por ejemplo, ayer mismo voló entre Moscú (Sheremetevo) y Vladivostok con un Boeing 777, en una ruta de algo más de nueve horas.
Ya veremos cuánto tiempo siguen volando los aviones occidentales. Al principio van a canibalizar lo que puedan, pero después...