Air India, en la ruina, vuelve a manos de la familia fundadora

Uno de los grupos económicos más poderosos de la India, Tata, se hará esta semana con la propiedad de la aerolínea pública Air India, que estaba en situación desesperada y caótica, resultado de una pésima gestión de décadas.

Pero la historia es muy curiosa porque en realidad Tata es el fundador de Air India. La aerolínea había sido fundada en 1932 y se llamaba entonces Tata Air Services. El fundador era J.R.D. Tata, que fue el máximo responsable hasta el año 38. Los Tata gestionaron tan bien la aerolínea, que se convirtió en un modelo. De hecho, Singapur, cuando quiso fundar una compañía aérea propia, dijo que iba a copiar el modelo de la Air India de entonces.

Porque en 1953 Tata se convierte en Air India, porque es nacionalizada. Pero los Tata fueron mantenidos al frente de la compañía durante los siguiente veinte años. Y aunque ya no eran los propietarios, la gestión fue espectacular. Ahí es cuando Singapur copia el modelo.

En los años setenta, el primer ministro indio, Morarji Desai, tuvo una disputa por el directivo Tata de la compañía por un asunto sin importancia. Tal fue el enfado, que despidió a la familia fundadora y desde ese momento Air India empezó a tener gestores procedentes del gobierno. Y ahí precisamente empezó el declive. Tal fue el hundimiento que hace ya dos o tres años que se teme el cierre de la compañía. De hecho, el precio por ella es cero. Con suerte tienen un comprador.

Tata es hoy propietario de Jaguar Land Rover, fabrica coches, tiene bancos, es dueño de redes de telefonía y además es copropietario de la aerolínea Vistara  (junto con Singapore Airlines) y de Air Asia India. Air India será, así, su tercera aerolínea en el país.