Air Serbia, la compañía basada en Belgrado, había descubierto una mina de oro: volar a Moscú a precios disparatados. En los últimos días sus aviones se llenaban, por lo que amplió el tamaño y la frecuencia de sus vuelos. Hasta este domingo en que, tras las presiones occidentales, el presidente de Serbia anunció que su aerolínea volvería a ofrecer únicamente un vuelo diario como antes de la guerra y renunciaría a este negocio (Serbia y Air Serbia, el último escape para los rusos ricos).
Serbia está en un limbo: es occidental, incluso quiere entrar en la Unión Europea, pero al mismo tiempo conserva grandes vínculos culturales con Rusia. Por eso, no se ha adherido al bloqueo aéreo. Pero su compañía aérea vio una oportunidad de negocio y se puso a volar masivamente. Hacía lo contrario que el resto del mundo. Hasta ahora.
Ahora sólo Turkish Airlines sigue volando intensamente, tras la suspensión de vuelos también ayer mismo de la turca Pegasus. Turkish, en todo caso, paralizará sus vuelos el 15 de abril, lo cual es dentro de bastante tiempo. Y Air Serbia no cancela totalmente sus operaciones sino que las devuelve a la situación anterior a la crisis.
Para los rusos que viajan, Turkish Airlines sigue siendo hoy la mejor opción, porque hasta el 15 de abril no sólo mantiene vuelos sino que ha reforzado la línea con varias operaciones diarias. Los precios son igualmente disparatados, debido a que la demanda desborda la escasa oferta.
Todo por la pasta. Principios, qué eso
Me encantan los fetuccines.