La entrada en funcionamiento del nuevo A321XLR, la joya de Airbus con la que aspira a hacer historia en el negocio de la aviación, tendrá que esperar. El fabricante ha reconocido que no podrá cumplir con su plan inicial, que consistía en el estreno de la aeronave a lo largo de 2023 (La construcción del A321XLR resumida en 20 imágenes).
“Esperamos que la entrada en servicio se realice a principios de 2024 para cumplir con los requisitos de certificación”. Así lo explica el gigante aeronáutico, que sigue trabajando “para realizar un primer vuelo antes de que finalice el segundo trimestre de 2022” (El nuevo Airbus A321XLR volará el próximo 24 de mayo).
La demora supone un contratiempo no solo para Airbus, sino también para las decenas de aerolíneas que esperaban las entregas para 2023. Hace cuestión de semanas ya se habían superado los 450 pedidos en firme, una cifra que demuestra la gran expectación que ha generado la fabricación del nuevo modelo.
Como ha publicado Preferente, detrás del retraso están las trabas puestas por la EASA, que exige cambios en la parte baja del fuselaje para reducir el riesgo de incendio. Además, existe la posibilidad de que Airbus se vea obligado a recortar su alcance, previsto inicialmente en 8.700 kilómetros.
El principal problema radica, según fuentes no oficiales, en que la estructura del depósito se ha fabricado con composite. Esto parece no convencer a la EASA, que considera que el depósito debe ser de un metal más pesado y, lógicamente, resistente.
Que revisen ese aspecto fundamental. Quieren volar más lejos con menos seguridad