Los números de los primeros seis meses de este año son buenos para Airbus, pero no reflejan aún el caos en su rival, Boeing, que tendrá consecuencias a largo plazo. Por ejemplo, de enero a julio, Airbus tuvo 213 pedidos de aviones, contra 268 del año pasado. Es el único dato negativo, aunque sea significativo. En todo lo demás, ha sido un buen semestre, en el que no se ha notado aún el efecto 737Max.
La facturación subió de 25 a 30,9 mil millones de euros, lo que refleja que si bien los pedidos no subieron, sí lo hicieron las entregas de aviones, que pasaron de 303 en los seis primeros meses de año pasado a los 389 de este semestre. Observen que se entregaron 389 aviones y se recibieron sólo 213 pedidos, lo que apunta a una caída futura de la actividad que, insisto, no recoge el problema de Boeing. A 30 de junio, la cartera de pedidos es de 7.276 aviones y de 123 helicópteros.
En el semestre, Airbus entregó 21 A220 (el avión que antes era de Bombardier); 294 aviones de la gama 320 (que incluye al 319 y al 321); 17 aviones A330; 53 A350; 4 A380 y 143 helicópteros.
El Ebitda, que es un concepto contable un poco anterior a los beneficios, prácticamente dobló al mismo semestre del año pasado. Este año el grupo europeo tuvo un Ebitda de 2.529 millones de euros contra los 1.162 del año pasado.
Normalmente la operativa de los fabricantes de aviones lleva mucha anticipación, dado que su contabilidad refleja fundamentalmente las ventas y no, obviamente, los pedidos. Ahora mismo, es de pensar que los pedidos de A320 tiendan a aumentar, debido a la crisis de Boeing, lo cual tendrá su reflejo en años siguientes.
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