La frase es demoledora. “Este nivel de engaño es chocante, es como anunciar cigarrillos como saludables”, dice en su fallo la Advertising Standards Authority (ASA), responsable del control de veracidad de la publicidad, sobre un anuncio del aeropuerto de Londres Luton, al norte de la capital británica.
El aeropuerto va a ampliarse y con este objetivo hizo unas campañas en las que asegura que esa expansión no tendrá impacto ambiental. “Si fallamos en el cumplimiento de los límites, la expansión parará de inmediato”, señala el anuncio. Pero la ASA no está de acuerdo porque lo que se afirma no se puede demostrar. “El aeropuerto no ha incluido las emisiones de los aviones en sus análisis”, por lo que esto puede engañar a los clientes.
El anuncio, indica la agencia pública, hace afirmaciones sobre el crecimiento ecológico controlado, pero no da información alguna sobre a qué límites hace referencia y cómo se han calculado. Esto rompe el código de buenas prácticas en la publicidad, añade, por lo que en conclusión ordena la retirada inmediata de la misma.
La ASA británica es una agencia que es muy estricta en el control de veracidad y ya ha desmontado anuncios de Air France o de Lufthansa por su ambigüedad, no siempre inocente. En varios otros países europeos las aerolíneas se han metido en líos por hacer afirmaciones ambientales no demostrables o lisa y llanamente falsas.
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