ATR es un fabricante franco italiano de aviones que ha sabido posicionar sus dos modelos –con una gama de variantes en cada uno de ellos– entre los más demandados del mercado. Por eso, este mes celebra la entrega de su avión 1.600, que la suerte quiso que fuera para Air New Zealand (Binter: vía libre para desarrollar su programa de ampliación de flota).
Producir esta cantidad de aviones exige conocer muy bien qué pide el cliente. Cuando una aerolínea compra este avión, lo hace porque le ofrece lo que nadie más le da. ATR, por ejemplo, ha trabajado con mucho cuidado el consumo o la capacidad para despegar y aterrizar en pistas muy cortas. Todo ayuda a marcar la diferencia con los rivales.
Air New Zealand recibió un ATR 72-600. Precisamente, el primer 600 de este modelo fue también para Nueva Zelanda, en este caso para Mount Cook Airline, una filial de Air New Zealand. Era 2012. Air New Zealand, como muchas otras aerolíneas, debe de estar muy satisfecha con estos aviones porque los ha venido comprando desde 1994, cuando incorporó el primero de ellos para los vuelos regionales en el país.
“Tenemos una larga relación con ATR, al punto de que este es el vigésimo noveno avión del modelo 600 que incorporamos desde 2012” dijo Greg Foran, director ejecutivo de la aerolínea. “Con estos aviones hemos aumentado la red regional en un cincuenta por ciento y han demostrado ser aviones tremendamente eficientes. Con estos aviones hemos transportado 33 millones de pasajeros en 636 mil vuelos en Nueva Zelanda”, remarcó.
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