Malaysia Airlines parece una compañía maldita: perdió uno de sus aviones, lleno de pasajeros, cuando se extravió el famoso vuelo a China, que aún hoy sigue sin aparecer; otro de sus aviones, esta vez sin responsabilidad de la compañía, fue derribado probablemente por militares rusos o prorrusos mientras sobrevolaba la frontera este de Ucrania. Y ahora aparece otra situación desastrosa, que afortunadamente no acabó en desastre. Ocurrió en Brisbane, Australia, en 2018. El avión era un Airbus 330, lleno con 215 pasajeros, que volaba a Kuala Lumpur.
El incidente está relacionado con los sensores de velocidad del aire, vitales para poder volar. Estos equipos estaban tapados y, por ello, no funcionaban. Ha habido varios accidentes fatales por este motivo, con aviones de otros modelos (Sorprendente pista del MH370 de Malaysia Airlines perdido en 2014).
Las autoridades australianas, a través de la ATSB (Oficina de Seguridad en el Transporte de Australia), llevaron a cabo la investigación, “una de las más sustantivas y complejas” de los últimos años. La conclusión es que el personal de Malaysia Airlines falló en varias ocasiones, tomando decisiones incorrectas, parciales, inadecuadas, que pudieron haber conducido a una catástrofe.
La investigación australiana halló que, en el día del suceso, varias personas que tenían funciones clave de control de daños en el avión omitieron por completo su trabajo o solo cumplieron el mismo parcialmente. Para Australia, “si se hubieran completado todas las inspecciones previas al vuelo relevantes y se hubieran realizado a fondo, es muy probable que las cubiertas de la sonda pitot se hubieran visto y retirado”, dijo el investigador Angus Mitchell. “Es importante tratar cada tarea o inspección relacionada con la seguridad como si fuera la última barrera para protegerse contra un accidente”.
Las sondas pitot, que detectan la velocidad y temperatura del aire, y que están relacionadas con otros accidentes aéreos del pasado, habían sido cubiertas en este avión debido a un problema con las avispas del lodo en el aeropuerto, que a veces pueden volar hacia los sensores. La ATSB, después de este incidente, emitió un aviso de seguridad para que las aerolíneas que operaban a Brisbane consideraran el uso de cubiertas para las sondas pitot y, sobre todo, que cuando se usen estas cubiertas, se aseguren de que existan procesos rigurosos para confirmar que se retiran antes del vuelo.
La investigación descubrió una variedad de “problemas más profundos”. “Los enfoques inconsistentes entre múltiples organizaciones que interactúan pueden tener implicaciones de seguridad que son difíciles de predecir”, dijo Mitchell. La ATSB descubrió que "la sorpresa, la incertidumbre, la presión del tiempo y la comunicación ineficaz entre los dos pilotos" durante el despegue probablemente provocaron estrés y una gran carga de trabajo cognitivo. Esto redujo su capacidad para interpretar la situación y tomar una decisión con suficiente antelación para rechazar el despegue con seguridad.
Airbus, por su parte, ha implementado estándares adicionales de capacitación de la tripulación de vuelo sobre la velocidad aerodinámica en el despegue.
El avión entonces despegó y por pura suerte o milagro no hubo otra catástrofe?
No exactamente, existen procedimientos y entrenamiento de tripulaciones para solventar este y otros problemas!