Mike Whitaker, un administrador de la autoridad americana de la Aviación Civil (FAA), acudió a visitar las plantas de Boeing en Renton, estado de Washington (La fabricación del 737 Max cae a su mínimo histórico).
La mayor sorpresa que se encontró es que, un mes después del final de la huelga de su plantilla, aún no ha reemprendido la producción del 737Max, el avión con más demanda de su cartera, pese a que Spirit, la filial ahora en proceso de recompra, situada en Wichita, sigue fabricando los fuselajes del avión que transporta en tren a Renton (Boeing sella la paz con sus trabajadores: fin a una huelga de 53 días).
Whitaker se sorprendió por la paralización de la planta, pero, por otro lado, comentó que se llevaba una buena impresión de la decisión de la empresa de no fabricar sin antes haber introducido procedimientos más seguros, aunque eso suponga retrasos. Boeing tiene permiso para producir únicamente 38 aviones mensuales, como medida de presión para que trabaje en sus normas internas.
Finalmente, este lunes 9, la compañía americana reanudó la producción, pero con un ritmo muy moderado, mientras garantiza que las mecánicas de trabajo son correctas.
Por su parte, Spirit está pasando por graves problemas económicos debido a que su cliente principal, Boeing, ha decidido comprar sus acciones y ello ha generado inestabilidad. Es por ello que el segundo ha proporcionado 350 millones de dólares para que se mantenga operativo.
Boeing ha comunicado el reinicio de la actividad, pero dice que por el momento no llegará a los 38 aviones mensuales permitidos porque sigue testando los procedimientos de calidad internos.
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