Miles de viajeros en tierra, cientos de vuelos cancelados, caos en la aviación regional del oeste de Australia, debido a una avería en los sistemas de suministro de combustible a los aviones. Un asunto menor con consecuencias absolutamente mayores que ya ha sido resuelto, después de alterar todas las programaciones aéreas de la región.
El problema se agravó considerablemente porque Perth, aunque una ciudad importante, está muy aislada de otros aeropuertos de nivel capaces de aceptar el flujo de aviones que tuvo que desviar.
El director del aeropuerto, Jason Waters, pidió disculpas por el severo impacto que tuvo la avería y que estaba trabajando en normalizar el servicio, cosa que es muy compleja. “Los efectos se arrastrarán durante un tiempo”, explicó. “Al menos durante el día de mañana se seguirán notando los efectos del cierre” porque muchos aviones han acabado aterrizando en lugares alejados.
El problema comenzó el viernes por la noche cuando se dejó de poner combustible a los aviones. Esto rápidamente derivó en la imposibilidad de que hubiera despegues y, mucho peor, en que los aparcamientos de aviones se llenaran, con lo que Perth tuvo que empezar a rechazar aviones que venían y desviarlos a otros lugares.
Las aerolíneas han informado que este problema no las obliga a indemnizar a los pasajeros, que en muchos casos tendrán hasta dos días de retraso en sus vuelos.
Un vuelo de Philippines Airlines tuvo suerte y encontró espacio en un aeropuerto regional australiano, Geraldton, a 420 kilómetros al norte de Perth, pero la mayor parte de otros vuelos acabaron fuera del país. Geraldton ni tiene espacio ni siquiera combustible para más que unos pocos aviones. “Nos llegará combustible a mitad de la semana que viene” explicó su máximo responsable.
Otros vuelos acabaron en Sídney, mientras que los vuelos de Qatar no salieron de Doha para evitar aterrizar en un lugar desconocido.
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