Dos de las tres pistas del aeropuerto de Copenhague se han cerrado para aparcar aviones en ellas. Una, en cambio, sigue operativa. Esto da una idea del gran desafío que se vivió en marzo en Europa: aparcar miles de aviones que no tenían pasajeros para estar volando. Hoy, en muchos aeropuertos pasan horas y días sin que aterrice o despegue nadie. Porque la actividad está en mínimos.
Las aerolíneas tienen aviones con los que esperan reanudar pronto sus vuelos, pero otros se van a quedar a la espera de una normalidad que nadie sabe cuándo se va a volver a producir.
Por eso, todas las grandes han optado por aparcar por largo tiempo sus aviones más ineficientes como son los Airbus 380 o los Boeing 747, cuatrimotores que transportan muchos pasajeros y que consumen mucho. La perspectiva es que algunos de estos aviones ya no vuelvan a volar jamás. Pero, tienen que estar a buen recaudo por si acaso. Por lo que se buscan aeropuertos que funciones como cementerios de aviones. España tiene uno, Teruel. Pero el más grande de Europa es Chateauroux, en el centro de Francia.
El aeropuerto no tiene pasajeros, pero sí aviones. Y técnicos de mantenimiento para garantizar que puedan volver a operar. Hoy Chateauroux tiene cuarenta aviones propiedad de British Airways, Hong Kong Airlines, Air Caraibes, Egyptair, Azul (de Brasil) y Loong Air, de China. Y aún queda espacio para otros veinte aviones más. Porque son aviones que están siendo reposicionados para ‘dormir’ unos cuantos meses. Estos no reemprenderán el vuelo en julio, ni siquiera este año, probablemente.
Como ocurre con muchos aeropuertos en los países centrales de Europa, su construcción fue anterior a la segunda guerra mundial. Este en concreto se hizo en 1936 y era propiedad de Marcel Dassault, fundador del grupo que lleva su nombre.
La OTAN amplió la pista en los años sesenta y le construyó muchos aparcamientos. La ventaja de Chateauroux es el precio porque su suelo es menos valioso que el de las grandes ciudades. Y que tiene un servicio especializado en mantener esos aviones para que, cuando sea necesario, pudieran volver a volar. “Protegemos a los aviones de diversos factores que pueden afectarlos”, dice el director del aeropuerto. Algunas tareas son semanales, otras cada dos semanas, otras mensuales. Exige bastante trabajo.
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