En la práctica, volar a Holanda significa volar a Schiphol. Eindhoven apenas le ofrece competencia y está copado por Ryanair. De manera que Schiphol es una suerte de monopolio. Por eso, el aeropuerto se ha podido permitir subir sus tarifas un 37 por ciento en tres años. Y por eso, las aerolíneas han puesto el grito en el cielo (Schiphol a los pasajeros: “No vengan al aeropuerto”).
El plan del aeropuerto es subir el año que viene sus tarifas un 12 por ciento, que se suma al 9 de este año y que se completará con el 12 previsto para 2024. Robert Carsouw, su director, dijo que “nuestras tarifas estimulan la aviación sostenible y son competitivas”. Como ven, la sostenibilidad sirve para defender cualquier argumento.
Diez aerolíneas se han quejado porque en la práctica acusan al aeropuerto de recuperar las pérdidas derivadas del Covid. “Los aumentos no son irrazonables y hemos marcado los incrementos según la legislación”, añadió el director.
Schiphol es propiedad del gobierno holandés y de la municipalidad de Ámsterdam, lo que significa que si no se trasfieren las pérdidas a las aerolíneas, las pagarán los impuestos de los holandeses.
Sin embargo, KLM, la aerolínea líder en el aeropuerto, junto con Martinair y Air France, socias en el mismo grupo empresarial, dijo que “es muy descorazonador que el aeropuerto haya optado por ignorar a las aerolíneas. (...) Se ha hecho una interpretación muy estricta de la ley que pretendía proteger a los usuarios en contra del monopolio de Schiphol. En su lugar, trasfiere todos los riesgos del monopolio, evidenciados durante el Covid, a las aerolíneas. No hay alternativas a Schiphol en Holanda, por lo que estamos forzados a seguir”.
Las aerolíneas dicen que presentarán una apelación y que agotarán la vía judicial.
Preferente.com Diario para profesionales del Turismo