La industria de la aviación europea está en contra del texto del llamado Cielo Único Europeo (SES), adoptado informalmente por el Consejo de la Unión Europea el pasado miércoles, aduciendo que el acuerdo no va lo suficientemente lejos para reducir los retrasos o mejorar la capacidad de viajes aéreos (Iberia apunta al Gobierno por la contaminación sin Cielo Único Europeo).
Las reglas se acordaron después de más de una década de oposición de los países de la UE, que se mostraban reacios a ceder el control de su espacio aéreo a la UE.
La reticencia de los países europeos se deriva de que la Comisión iba a tener el derecho de supervisar y vigilar que cumplan los objetivos. Esto dio lugar a una versión suavizada del texto que para las aerolíneas es, “en el mejor de los casos, una reformulación de la regulación existente y, en el peor de los casos, hacernos retroceder durante los próximos 10 a 15 años”. El texto, añadió, es un “compromiso por el simple hecho de llegar a un acuerdo”.
Montserrat Barriga, directora de uno de los lobbies aéreos, dijo que "a primera vista, parece que se han hecho varias concesiones, lo que desafortunadamente reduce la probabilidad de las mejoras sustanciales que hemos impulsado en términos de capacidad del espacio aéreo, eficiencia operativa y sostenibilidad”. “Está claro que se necesitarán mayores esfuerzos para abordar con eficacia los desafíos actuales de la aviación”.
El problema fundamental es que la Comisión no tendrá poder regulatorio sobre los estados, lo que frenará su influencia.
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