Cuando hace ocho meses Boeing tuvo que dejar en tierra todos los aviones B737Max, yo mismo escribí en este digital que la compañía no corría el menor riesgo: Boeing llevaba años ganando dinero a espuertas y sus reservas financieras eran absolutamente increíbles. Incluso hoy sigue teniendo mucho músculo en las cuentas corrientes. Entonces –y hoy– no había dudas: la compañía podría resistir incluso el peor escenario. El valor de la compañía estaba en máximos de cinco años, en los cuales se había revalorizado un 300 por ciento. Desde 2010, para que se hagan una idea, el valor de Boeing creció un 658 por ciento, algo que tiene muy pocos antecedentes (alguno, como el caso de Apple, existe, pero pocos).
Desde ese primero de marzo de récord, el valor de Boeing ha caído un 26 por ciento. Esta semana, al anunciar que iba a suspender la producción del 737, cayó otro dos por ciento.
Hoy por hoy, las dudas sobre el futuro de la compañía, si miramos sus finanzas, son mínimas. Pero pocas veces da la impresión de que una compañía es tan incapaz de desenvolverse en un entorno tan agresivo y complejo como en el caso de Boeing.
En primer lugar, la caída del avión de Lion Air, sorprendentemente, llevó a Dennis Muilenburg, el director general y presidente, a acusar a Lion Air de no llevar bien el mantenimiento de su flota. En segundo lugar, tras la caída del segundo avión, el de Ethiopian, Boeing siguió defendiendo que no había hecho nada mal y que era culpa de las compañías. Hasta que llegó la orden de paralización de los aviones, parecía como que el mundo tendría que pedirle perdón a Boeing. Pero de pronto, todos los dedos acusadores apuntaron a Seattle.
Desde entonces a hoy han pasado ocho meses y las cosas han empeorado estremecedoramente. Tal era el colchón de seguridad de Boeing, que ni siquiera hoy sus finanzas sufren seriamente. Hasta ahora.
La decisión de paralizar la fabricación de los aviones, adoptada después de que se supiera que el stock de unidades pendientes de ensamblar desborda las instalaciones propias y de los suministradores, ha sido un gran golpe económico. Otro. La evidencia de que podemos llegar a Semana Santa sin que los aviones hayan reemprendido el vuelo, es otro sacudón más. No sólo porque cada día que pasa la compañía deja de ingresar dinero, cede terreno comercial a sus rivales, ha de indemnizar a los proveedores, sino que encima tendrá que pagar a todas las aerolíneas cuyos aviones están en tierra. Ha habido un acuerdo con Icelandair y otro con Southwest que apuntan a que los costes de todo estos serán serios.
¿Basta todo esto para arruinar a Boeing? No, ciertamente no. Su capacidad de resistencia es máxima. Pero, sin embargo, hay un escenario que, a mi entender, podría ser trágico para Boeing. Quiero decir, que podría llevarse a la compañía por delante. Hablo de la posibilidad de que los pasajeros y las aerolíneas decidan abandonar el 737. Esto, entiendo, no lo puede resistir ni siquiera Boeing.
Porque el 737 es para Boeing lo que la familia 320 para Airbus: no es el modelo más vistoso, no es el que bate récords, pero es el más rentable, los cimientos del edificio. En el supuesto, que hoy ya no es descartable, de que la compañía no satisfaga absolutamente a las autoridades –y hay muchas autoridades a atender, todas asustadas por los efectos mediáticos que tendría otro incidente–, de que los pasajeros no quieran volar en este modelo, de que las aerolíneas vean que operar el Max es una desventaja en el mercado, si esta historia se sigue arrastrando y si Boeing sigue sin ser capaz de responder a los desafíos con humildad y rapidez, entonces, por primera vez en toda esta crisis, creo que podríamos hablar de que el futuro de Boeing estaría en riesgo.
Porque, además, en el segmento medio, el del 737, hay hoy suficientes proveedores, con Airbus a la cabeza, pero también con el A220 de la antigua Bombardier y, por qué no decirlo, los modelos de Mitsubishi o el Comac chino, ansiosos de competir.
Boeing sigue teniendo predicamento, por supuesto dispone de un personal excepcional, pero su incapacidad para responder a los desafíos de hoy está demostrándose como insuperable. Su director general debería haber sido cesado, los que han propiciado la cultura bajo la que se ha podido crear un software que no se comunicara a los pilotos deben marcharse, y desde hoy debería visualizarse su absoluta disposición a modernizar sus procedimientos. La lista de cuestiones sospechosas se extiende al 787 y también al 777X, que se ha retrasado en su lanzamiento. Francamente, no es posible que cada día se conozca una historia sospechosa relacionada con Boeing.
Una gran empresa, con una trayectoria increíble, parece haber sucumbido a un modelo de gestión mercantilista que ha sido excepcional para producir dinero pero que parece haber descuidado los procedimientos, sagrados en un negocio de este tipo. Volar es un acto de confianza. El día en que la gente no se fie del 737, Boeing tendrá un verdadero problema. Esperemos que esto no ocurra porque, desde luego, la historia de la compañía no merecería algo así.
Después de haber actuado como lo han hecho con el 737 Max, siendo culpables directos de ambas tragedias, lo que se merece la empresa es desaparecer, sin más. Su actitud y comportamiento son intolerables.
El comportamiento de la compañía con la crisis del 737 Max ha sido totalmente reprochable; de todas formas me parece una compañía demasiado grande para caer, pero como bien dices,si hay una perdida de confianza por parte de los viajeros en este avión, los problemas serán muy serios...
No voy a hacer comentarios sobre la solvencia económica de Boeing entre otras cosas porque no se mucho de eso ni tengo datos. Pero a ojo de ciudadano terrestre es 658% no parece un número muy espectacular cuando se esta tomando como referencia el año 2010. Aún así es bueno pero no espectacular.
En cuanto a la competencia tampoco esta tan mal. Los aviones mencionados a excepción del 320 y familia están en un escalón inferior y desde luego alejados de las capacidades del A321LR y 737 Max si se continua su desarrollo.
Lo que ocurre es que Boeing se ha dormido en los laureles. Hace tiempo que se debería haber entregado un nuevo diseño desde cero.
Lo lamentable de todo lo que esta ocurriendo es que se constata en que ha quedado toda la parafernalia de seguridad. eficiencia y puntualidad de la que siempre ha hecho gala la aviación en general. Todo es ahora un paripé.
Si alguien ha firmado un papel ya se considera todo solucionado. Aunque sea evidente que quien ha firmado no tiene conocimiento de lo que firma ni herramientas para solucionar las discrepancias en caso de que si sepa. Cosa cada vez mas rara.
Todo se esplica si leemos la frase del articulo "hay muchas autoridades a atender, todas asustadas por los efectos mediáticos que podría tener otro accidente". No están preocupadas por la seguridad de sus representados, lo están por sus asientos. Así funciona el sistema. Los representantes no son personas serias, con conocimientos y responsabilidad, solo están interesadas en seguir viviendo del cuento y solo actual cuando ven mover su silla.
Por eso lo preocupante no es la salud financiera de Boeing. Lo preocupante es la salud moral de la FAA y directivos en general.
La compañía Boeing ha perdido seguridad por varias razones, primero acuso a Lyon de no hacer los mantenimientos y cuestiono la pericia de los pilotos, ese software es el de la muerte, por que no advirtieron de su existencia. Sigue de director general el que era su Presidente y no ha respondido ante la justicia por estos hechos. Espero rectifiquen y se haga justicia
Aunque consigan hacer que el 737Max sea completamente seguro la huella de desconfianza sobretodo la de los usuarios que no entienden de aviones es enorme y ya hay demasiados tabús en relación con la seguridad como para no considerar esta como el desafío más grande que tiene Boeing por delante.
Es una compañía muy poderosa, sobre todo en componentes militares, no solo aviones militares, -aparte de los civiles, y uno de los principales proveedores de ejército y la armada de los Estados Unidos, por lo que si hay que salvarla, de un modo u otro, el gobierno estadounidense la salvaría, con dinero del contribuyente del país. Para los citados es algo así como un gran banco (sistémico) al que no se puede dejar caer. Otra cosa, es que con las cosas que se van sabiendo, lo merezcan, pero eso ya es otra cuestión
Boeing no solo construye aviones comerciales...
Efectivamente. Si hace falta se la rescatara con un pedido militar. Y todo solucionado