Pocas veces un avión que sufre un siniestro en un lugar remoto ha sido filmado tantas veces. Las redes sociales están literalmente a rebosar de vídeos del Embraer 190 que cayó ayer en Kazajistán, causando la pérdida de la vida de la mitad de los pasajeros, aproximadamente.
No se conocen las razones, pero entre las hipótesis figura que el avión hubiera sido atacado.
El aparato volaba desde la capital de Azerbaiyán a Grozni, la capital de Chechenia, región rusa que ha estado en guerra durante muchos años, pero que hoy está en paz. Por razones que no se conocen, el avión desistió de aterrizar en Grozni. Las condiciones meteorológicas no eran ideales, pero cualquier piloto habría podido aterrizar sin dificultades. Sin embargo, el comandante redirigió la aeronave a Majachkalá, en Dagestán, también dentro del territorio ruso.
Tanto Azerbaiyán, país al que pertenecía el avión, como Chechenia, como Dagestán (estas dos, dos regiones de Rusia), están en la costa oeste del Mar Caspio. Son viajes relativamente cortos. Sin embargo, por razones desconocidas, la aeronave también desistió de aterrizar en Majachkalá y voló a Aktau, en el otro extremo, la costa este, del Caspio, donde está Kazajistán. Y donde se estrelló.
Las imágenes de a bordo muestran incontables daños en el avión, mucho antes de caer. Daños como mascarillas de oxígeno caídas, partes del fuselaje desprendidos y algunos daños exteriores. Se ha dicho que en la cabina habría estallado un balón de oxígeno. En tierra, después de haberse estrellado el avión, se ven en el fuselaje numerosos agujeros compatibles con disparos de armas de fuego.
Estos indicios podrían apuntar a que el avión pudo haber sido atacado, desestabilizando su operación y pudiendo ser la causa del accidente. La teoría de una colisión con aves no explicaría esos agujeros en la estructura.
No obstante, es un momento muy inicial de las investigaciones, que aún no se han iniciado formalmente.