Un campo, ni siquiera asfaltado y dos luces, una verde y una roja, era todo lo necesario para que un avión volara antes de 1922. El riesgo de colisión aérea era virtualmente cero.
En 1919, sin embargo, parecía evidente que aquello había que regularlo, sobre todo entre Francia, Alemania, Holanda y Gran Bretaña. Para ello se creó una Comisión International de Navegación Aérea (Cina), cuyo tratado fue ratificado por apenas diez países en 1922, año en que se pusieron los fundamentos para el control aéreo.
Por coincidencia, también en 1922 tuvo lugar en Normandía la primera colisión de dos aviones en vuelo, lo cual finalmente puso en marcha el control con más resolución, si cabe.
Los primeros pilotos se orientaban por faros y flechas pintadas en el suelo para encontrar los aeropuertos, cada uno de los cuales disponían de instrumentos para atraer la atención de los pilotos.
Tras la Primera Guerra Mundial aparecieron cientos de pilotos civiles y muchas pequeñas aerolíneas empezaron a volar.
La primera decisión de la Comisión (Cina) fue obligar a todos los aviones, por entonces capaces de transportar hasta 12 pasajeros, a llevar radio, pese a lo que se seguían usando señales visuales para despegar. Sólo en vuelo, comenzaba a operar la radio.
El aeródromo de partida se tenía que poner en comunicación con el de llegada para darle datos. Se estableció que se volaba en ciertos sentidos y se fijó una distancia vertical de 300 metros –nunca menos de 150–.
Estados Unidos introdujo normas desde 1926, con la Ley de la Aviación Comercial, pero aún se necesitaron dos años más para que el aeropuerto de Sant Louis usara el primer controlador, Archie League, para supervisar los aterrizajes y despegues.
Los años 30 fueron los del desarrollo rápido del control aéreo. En 1933 todo el espacio aéreo cercano a los aeropuertos importantes estaba ya controlado, con la necesidad de permisos para volar. También se introdujeron las radio balizas, situadas en las rutas más importantes.
Pero no fue hasta la llegada del Douglas DC3 que se revolucionó el transporte aéreo, aunque esto es historia para otro día porque no han pasado aún los cien años.
Y cada año va a peor