Philippine Airlines, una de las grandes aerolíneas del sureste asiático, ha terminado presentando solicitud de quiebra ante los juzgados de Nueva York, con el aval de un financiador. La legislación americana, como ya le sucedió a Avianca y le sigue ocurriendo a Latam y Aeroméxico, le permite seguir operando mientras reorganiza sus finanzas, agotadas tras las pérdidas de 1.400 millones de euros en 2020.
La solicitud de quiebra viene acompañada de un plan de salvación que los juzgados deberán estudiar y aceptar: recorte de deudas en 2.000 millones, 505 millones de financiación adicional de sus accionistas existentes y 150 millones de nuevos inversores.
El plan de permitirá a la aerolínea reducir la capacidad de su flota en un 25 por ciento, devolviendo al menos 20 aviones. Los despidos afectarán a uno de cada tres trabajadores.
Como nadie ignora, la crisis se debe al impacto del Covid. Según el propietario de la compañía, el multimillonario Lucio Tan, que además es presidente y director ejecutivo de Philippine Airlines, dijo que la variante Delta de Covid-19 está causando graves daños financieros a muchas aerolíneas, especialmente en los EE. UU. y China. La compañía había sido fundada en 1941. Philippine Airlines ya perdía dinero antes del Covid, aunque muy moderadamente.
En el sureste asiático, Garuda Indonesia se encuentra en crisis y está considerando opciones, incluida la reestructuración de la deuda y la renegociación de contratos con los arrendadores de aeronaves. Thai también está teniendo graves problemas financieros.
Philippine Airlines sufrió una pérdida récord de 1.400 millones de dólares en 2020. Sus acciones han caído un 7,6 por ciento este año, extendiendo una caída del 17 por ciento en 2020.
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