La compra de un billete de avión ya no supone una única transacción, debido a que las aerolíneas tienden a separar de cada vez más la venta de los vuelos de la de los servicios extra. Esta fragmentación de los canales de compra, no obstante, supone un alto riesgo para las aerolíneas, el aumento de un 600 por ciento o más en los contracargos o “falsos” reclamos, según informa Phocuswire.
La mayoría de las reservas que realiza el consumidor para adquirir un vuelo, junto con los demás extras, provienen de diferentes canales. En consecuencia, lo que antes era una única transacción, ahora se ha multiplicado por seis.
Y es aquí donde el cliente saca provecho de las lagunas de este sistema multicanal para debitar dinero a la empresa con la excusa de que la operación fue desconocida o cuestionada por el banco o el titular de la tarjeta (Fraude y más fraude).
Este problema también viene acarreado por la adaptación de las aerolíneas a la nueva era digital, lo cual ha provocado que el consumidor se muestre mucho más susceptible a la hora de comprar un billete. Sin embargo, estas compras “impulsivas” pueden terminar por ocasionar el arrepentimiento del cliente, quién buscará la forma de anular el vuelo.
De hecho, se puede plantear un “falso” reclamo, según la fecha del viaje, hasta seis meses después de haber efectuado la compra. Los pasajeros tienen tiempo más que suficiente para cambiar de opinión y no necesitan ningún seguro para reclamar e intentar obtener un reembolso (Decenas de detenidos en 61 países por fraude a la aviación).
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