Ya ha entrado en vigor en Francia la prohibición de los vuelos domésticos cortos. Tal y como anunció el gobierno galo hace algunos años, no permitirá coger un avión si hay una alternativa en tren con una duración del viaje de menos de dos horas y media. (Francia: sólo tres rutas aéreas quedan prohibidas)
El motivo no sigue siendo otro que reducir las emisiones de CO2 en el país. Pese a que la medida no sigue exenta de polémica, su ministro de Transportes, Clément Beaune, ha celebrado que “se trata de un paso esencial y un símbolo fuerte en la política de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero”.
Ensalza que “es una primicia mundial y se inscribe plenamente en la política del gobierno de fomentar el uso de modos de transporte menos contaminantes”. En su opinión, “para alcanzar la neutralidad de carbono es necesario descarbonizar el transporte, que sigue representando el 30% de las emisiones”.
Como publicó Preferente, sólo son tres las rutas afectadas: desde París Orly a Lyon, a Burdeos y a Nantes, donde por otro lado tampoco había muchos vuelos. En el futuro, podría haber otras, como la que parte desde Charles de Gaulle, pero eso exigiría una mejora de los servicios ferroviarios.
Esta decisión de Francia fue muy criticada por IATA y por los aeropuertos nacionales. El lobby aéreo lo calificó de “completamente absurdo”. A su juicio, si se eliminaran todas las rutas de menos de 500 kilómetros en Europa, se suprimiría el 24 por ciento de los vuelos, pero, en cambio, las emisiones de CO2 caerían sólo un 3,84 por ciento. (IATA frontal: es absurdo prohibir los vuelos cortos)
Esto no tiene ni pies ni cabeza.
Ahora ese pasajero que le han quitado el Nantes-Paris para después coger el Paris-Nyc se cogera un Nantes-Madrid-Nyc o un Nantes-Frankfurt-Nyc.
Muy ecologico todo.
A ese pasajero que le han quitado el avión desde Burdeos o Nantes a Paris, le dará igual, por dos razones, los vuelos de NYC, no parten, salvo error, desde Orly, todos lo hacen desde Roissy-Charles de Gaulle, por un lado, y por otro, tiene TGV, trenes de alta velocidad que le llevan directamente a ese aeropuerto desde el centro de Burdeos o Nantes, practicamente en un tiempo similar al avión y además puede facturar directamente en las estaciones, con lo que lo comido por lo servido. Por ejemplo desde Burdeos hasta Charles de Gaulle son dos horas y media, mientras que desde el centro de Burdeos hasta el aeropuerto de Merignac tardas un mínimo de media hora, más en transporte público.
Al quitar alternativas de transporte quizas se incrementen los servicios minimos en huelgas que afecten al transporte. A ver si esa es la jugada maestra del gobierno. Quien sabe.
Parte B. Todas las rutas que se puedan hacer en menos de una hora a pie o en bicicleta quedan excluidas de cualquier tipo de transporte público o privado a motor. Por ejemplo para ir o volver del trabajo.
Exacto, esta medida va en contra de la libertad de elegir.
Cuando se estudian a fondo las condiciones para que un trayecto aéreo se retire del mercado, porque hay a cambio trayecto en tren con muchas garantías de regularidad, la impresión que da es que el tema está trabajado.
Sin embargo uno se pregunta si se sostendrá en el tiempo, cuando cambie el gobierno, o qué pasará si aparecen otras aerolíneas de fuera de Francia con interés en explorar rutas cortas, con buenos ingresos, y lo pelean en los tribunales europeos.
El transporte terrestre a ruedas tiene mayores cuotas de contaminación. Francia tiene la oportunidad de obligar a llevar por tren mercancías que se mueven en camiones y obligar a sus ciudadanos a compartir coche. En las mismas rutas. De no ser así no habría un real interés en cuidar la salud nacional.