Iberia-Air Europa: las claves ocultas ante 45 días frenéticos

Iberia, Globalia y el Gobierno tienen 45 días para encontrar la fórmula que concilie los intereses de todas las partes, y dar a luz la mayor operación de la historia de la aviación española. Varias de las claves de los próximos días frenéticos ya han sido reveladas, pero otras aún han permanecido ocultas y van a ser desgranadas por Preferente a continuación.

La primera de ellas se ubica en Bruselas, donde debido a la normativa tenían muy difícil aceptar los condicionantes que necesitaban las partes. La Comisión Europea se basa en los datos del año anterior para emitir sus resoluciones, y con el cierre del expediente actual, Iberia y Air Europa logran que los técnicos de Competencia se basen en las cifras de este año, al tener previsto presentar el nuevo expediente en 2022.

Con este movimiento, las aerolíneas de IAG y de Globalia esperan una resolución mucho más favorable a sus intereses, puesto que especialmente la actividad de Air Europa durante este 2021 se ha desplomado como casi ninguna otra en Europa. Iberia, de este modo, podrá cumplir uno de los tres objetivos que se había marcado para que la operación le generase valor (Iberia: la deuda personal de Hidalgo condiciona el precio).

Los intereses de Iberia para sacar adelante la absorción venían condicionados por convencer a sus accionistas y empleados de que era mejor comprar a Air Europa, antes que hundirla por un tercio del último precio pactado, aunque fuera a pagarse en 2026. Porque el objetivo supremo de la aerolínea de IAG es eliminar a su máxima competidora y convertir Barajas en un hub entre Latinoamérica y Asia.

El mayor interés para los Hidalgo, de su lado, era asegurarse un monto con el que cubrir una buena parte de su deuda personal. Para calmar a sus acreedores y ganar tiempo, podría usar la baza de que mantener un porcentaje de Air Europa, aunque minoritario, se revalorizará en el futuro. La opción de un supuesto interés de Lufthansa o la de demandar a Iberia por daños se han visto como dos argucias negociadoras, habida cuenta de la dificultad para la aerolínea alemana de comprar a rivales, y de que los contratos previos ya incluían una indemnización de 40 millones si la operación no salía adelante.

Y aunque estas dos posibilidades se consideraban más un farol de un jugador de naipes, antes que opciones con recorrido real, Iberia ha logrado desactivarlas con un pago de 75 millones. De este modo bloquea a Air Europa tanto de cara a negociar con otro rival, como de cara a presentar denuncias. Y este monto, además, corresponde a alrededor de la mitad de cuanto se valora a a la aerolínea Globalia ante su nuevo endeudamiento.

El planteamiento actual pivota así sobre que Air Europa se tasa entre 150 y 200 millones, un 80% menos que hace dos años, en idéntico porcentaje que ha caído desde entonces en Bolsa la capitalización de IAG. Y un 49% por ciento de Air Europa se valoraría, de este manera, en los cerca de 75 millones que va a pagar de inmediato una Iberia que parece difícil que regale a cambio de nada tanto dinero a su máxima competidora.

Iberia, junto al favor de Bruselas y la rebaja de precio, necesitaba también una reestructuración de la deuda de Air Europa, que tiene al Estado como principal acreedor debido al rescate de la SEPI de 475 millones y el préstamo avalado por el ICO de 140 millones. Y la solución encontrada ha sido que, de un lado, el Gobierno convierta parte de la deuda en capital, y asuma un 25 por ciento del accionariado, y de otro lado, que Iberia se quede solo el 49 por ciento de Air Europa para no tener que consolidar como propia sus cerca de 800 millones de deuda.

IAG se habría visto muy penalizada en Bolsa si hubiese tenido que añadir 800 millones de pasivo a su balance, como habría ocurrido si se hubiera quedado con el 100% de Air Europa. Las normas contables fijan que por debajo del 50 por ciento no cabe hacerlo, e Iberia puede además, con el 49 por ciento del capital, eliminar a su principal rival y conseguirlo a la vez con un desembolso mínimo, logrando la cuadratura del círculo.

El Gobierno, así, cumple también su meta suprema, que era evitar un escándalo mediático, ante un asunto con informaciones muy sensibles por la estrecha relación entre Begoña Gómez, esposa del presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, y la familia Hidalgo. Y además, en un momento en el que vienen apareciendo noticias que vinculan al inquilino de la Moncloa con empresas de sus familiares que han disparado su enriquecimiento en el último trienio (Pedro Sánchez y Air Europa: su fuerza para desbloquear la venta a Iberia).

También existía el riesgo de que apareciese material comprometedor del papel en el rescate express a Air Europa del ex ministro de Transportes y ex secretario general del PSOE, José Luis Ábalos, así como de su antecesor José ‘Pepiño’ Blanco, y hasta del expresidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero, con una red entre Ferraz, Moncloa, el madrileño Barrio de Salamanca y Caracas donde confluyen negocios privados y dinero público.

Air Europa, además, había sido condenada por uno de los más abultados fraudes al Estado de la historia, con la estafa del descuento de residentes, a la vez que sus dueños, como viene revelando 'Desarrollo', exhiben un abundante patrimonio hotelero por las mejores playas del mundo, y en paralelo a que anuncian inversiones millonarias para nuevas aerolíneas o nuevos proyectos inmobiliarios.

Pero Luis Gallego y Javier Sánchez Prieto han liderado una fórmula que puede permitir al actual Gobierno apuntarse el tanto histórico de que bajo su mandato España va a dar un salto estratégico para acercarse como nunca a Asia, el continente más prometedor, gracias a convertirse Barajas en la escala y principal ‘hub’ para distribuir los vuelos de Latinoamérica hacia todo el mundo. Un hito del que el turismo español se verá enormemente beneficiado, y para cuyo éxito deberán sortearse aún algunas claves ocultas, como las desveladas aquí por Preferente, y también como otras anteriormente por Agustín Marco en El Confidencial, con el mérito periodístico de adelantarse a los comunicados oficiales.

La mañana del miércoles reinó la confusión entre la mayoría de periódicos al interpretar que la nota de IAG quería decir que se acababa la operación, en lugar de que pasaba a renegociarse con nuevos términos. Los intereses de todas las partes han sido así mucho más fuertes que los obstáculos, que van a poder superarse con una sobredosis de creatividad. Sus muñidores se hacen merecedores de un reconocimiento ante una jugada maestra, capaz de haber conciliado avaricias personales, impacto electoral, legislaciones comunitarias e intereses estratégicos para el futuro de la economía española. En estos 45 días el sector turístico tiene de este modo motivos para el optimismo, y para empezar al fin a respirar tranquilos.