Iberia: aún pagando el doble por Air Europa le habría salido barato

La compra de Air Europa por 1.000 millones en efectivo ha supuesto una jugada maestra para Iberia, puesto que aún si hubiera pagado el doble de esa cantidad la adquisición probablemente le habría seguido saliendo barata, por cuanto el valor que le supone despejarse para varios años de un competidor tan pegadizo.

Se desconoce si los Hidalgo hubieran aceptado 500 millones —teniendo en cuenta la valoración basada tanto en los beneficios como en las últimas transacciones del capital de Globalia— ni si Iberia hubiera llegado a los 2.000 millones —dada su capacidad financiera para hacerlo—, pero la sensación es que en ambos casos ambos habría seguido siendo un gran negocio para los dos.

Iberia elimina a su rival más encarnizado, y lo hace para varios años, ya que se aprovecha de la débil situación del resto de competidores, con Norwegian agonizando, a la par que las latinoamericanas como Avianca, Latam Airlines y Aeroméxico también viven sus peores días en mucho tiempo, mientras Plus Ultra acaba de empezar hace demasiado poco.

Iberia, por lo tanto, afronta un horizonte despejado para varios años, pues es el tiempo que le llevaría a sus competidores tener capacidad para llegar a replicar una gran parte de sus rutas, y el valor de lograr un escenario así es seguramente bastante mayor a 1.000 millones de euros, algo que se prueba en los nervios que han demostrado Air France y Ryanair.

Existe consenso en el sector turístico, según lo pulsado por preferente.com, de que se ha logrado conseguir algo tan inaudito como que la operación resulte magnífica para las dos partes, aunque la unanimidad no alcanza a quienes extienden los beneficios al consumidor, sobre todo a corto plazo.

La lógica de mercado apunta a que de manera puntual, no se sabe si entre seis meses y dos años, puede haber subidas de precios, pero también queda garantizado que, más allá de ese lapso, la coyuntura se erradique con la irrupción de los gigantes aéreos tanto los de hoy o como los nuevos que surjan, de modo que a la larga España habrá conseguido dejar de ser una anomalía entre los grandes países europeos.

España saldrá ganando irreversiblemente en el cómputo general, aún con inevitable y leve pérdida puntual, puesto que su aeropuerto principal, el de Barajas, podrá dejar de ser el mayor, de entre los grandes europeos, con más capacidad sin usar, aprovechando los 29 Dreamliners que esperaba tener en flota Air Europa, que conjuntamente con los de Iberia permitirán abrir más de diez nuevas rutas de largo radio, según los cálculos oficiales de sus protagonistas.

España, hasta ahora, ceñía su capacidad aérea a unir América con Europa, pero en los próximos años podrá parecerse al resto de grandes naciones europeas, sacándole todo el partido al ‘hub’ de Madrid también para superar el par de rutas directas que ahora solo existen hacia África o Asia respectivamente.

Por lo tanto, y en resumen, la mayor operación de la historia de la aviación española es una jugada maestra tanto para sus dos actores como para también los intereses generales y estratégicos para España, sin que ello impida negar que puntualmente el consumidor se vea afectado por encarecimiento de precios. No obstante, a la larga el país saldrá ganando con más rutas directas por todo el planeta, con más horarios en las actuales, y con empresas más saneadas que cuando compitan a fondo puedan abaratar aún más las tarifas gracias a sus costes más bajos.