Estamos en plena crisis, cuando nadie sabe si llegará a mañana. WizzAir, la segunda low-cost más agresiva del mercado europeo, ha comenzado a normalizar su operación volando desde Luton a una serie de destinos. Y ayer, para remachar su imagen de agresividad comercial, presenta 15 nuevas rutas, todas directamente en competencia con Easyjet, British Airways, Ryanair y Jet2.
Wizz Air se lanza a un mercado que no tocaba: Londres-Grecia, con rutas a Corfu, Heraklion, Rodas y Zakynthos. Pero, además, dos rutas inesperadas, una de las cuales a la saturada Faro, a donde vuela todo el mundo. Y finalmente, a Marrakesh. Todo a partir del 15 de junio, o sea ya. Incluso para cuando algunos de sus competidores no habrán vuelto a volar.
Son seis rutas, pero quince servicios semanales, porque a Faro volarán cuatro veces a la semana y, en los demás casos, menos frecuentemente. La mayor parte de las rutas a Grecia operarán en julio.
WizzAir, en una decisión sorprendente, reanudó muchos vuelos el pasado día uno de mayo. Esta medida plantea un serio problema a los viajeros porque al operar, si los pasajeros tenían billetes comprados desde antes del confinamiento, el problema de no presentarse en el aeropuerto ya no es de la compañía sino del viajero que, como sabemos, tiene prohibido volar. En ese caso, el dinero del billete se pierde por incomparecencia.
La compañía está aprovechando estos vuelos para reformular su estrategia ante el coronavirus. Es pionera en exigir mascarilla a bordo y también usa desinfectantes con frecuencia. Al margen de esto, cada noche los aviones son limpiados con productos especiales. Naturalmente, como sucede con todos los aparatos de todas las aerolíneas, WizzAir tiene en sus aviones sistemas de aire que purifican el mismo.
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