Etiopía no tiene salida al mar. En cambio, la tiene Djibouti o Somalia (este último país conocido por su interminable caos interno entre facciones rivales en lucha permanente). Pero Etiopía tiene dinero, al menos en la escala de su región. Y tiene una aerolínea, Ethiopian, que es reconocida por su calidad y por ser el mejor negocio de la aviación de toda África, prácticamente sin excepciones.
Bloomberg, el portal de noticias económicas, publica un acuerdo insólito, sin precedentes: Somalia (ahora también llamada Somaliland) ha firmado un contrato de arrendamiento con Etiopía, por cincuenta años, por el que le cede 20 kilómetros de la costa del golfo de Adén, la entrada al mar Rojo en su conexión con el Indico, para fines tanto comerciales como militares.
¿Qué cede Addis Ababa, la capital de Etiopía, a cambio? Dos cosas igualmente importantes para Somalia: por un lado, una participación en el capital de Ethiopian Airlines y, en segundo lugar, reconocimiento político del régimen somalí. Etiopía no reveló el porcentaje accionarial que tendrá Somalia, pero sí que entra en el capital.
El segundo punto del acuerdo es más etéreo: Somalia dice que Etiopía se ha comprometido a reconocer políticamente al país; La segunda habla de mejora de las relaciones políticas y diplomáticas, sin ir más allá.
Hay una confusión en la redacción: Somalia no es conocida también como Somalilandia, sino que ésta siempre ha sido una parte integrante de Somalia. Somalilandia es prácticamente independiente, y el acuerdo de Etiopía ha sido con Somalilandia, no con Somalia.