“Sin duda la responsabilidad de los retrasos se sitúa en el control de tráfico aéreo. Esperamos que lo antes posible se adopten medidas para atajar este grave conflicto. Ya hay bastantes imponderables en la explotación de la aviación como para que su sumen estas perturbaciones que dependen de la voluntad de las partes”, ha señalado Javier Gándara, máximo responsable para la península ibérica de la low cost EasyJet desde el pasado mes de mayo, en una entrevista con el diario económico Cinco Días.
La aerolínea ha anunciado para este año su primer dividendo para los accionistas tras presentar los resultados de su ejercicio fiscal, que termina el 30 de septiembre, en los que anunció un beneficio estimado de entre 240 y 250 millones de libras (entre 209 y 218 millones de euros). Sobre estos números, Gándara señala que “son el éxito de una fórmula que nació para viajes de ocio y que ahora completamos con la apuesta por el pasajero de negocios. Antes ofrecíamos precios baratos para un mercado de turismo y ahora, sin renunciar a este segmento, estamos diversificando y el tráfico de negocio significa ya el 20% del pasaje”.
Sobre la crisis económica general, Gándara no es muy optimista: “la situación de crisis económica se acentúa. Además, el precio del combustible seguirá bastante alto. Adicionalmente nos enfrentamos, en países como España, a unos incrementos importantes en los costes aeroportuarios, especialmente en Madrid y Barcelona. En nuestra estructura de costes el combustible pesa el 30% y otro tanto las tasas aeroportuarias y la asistencia en tierra. Ambos incrementos suponen un reto”.
Además de los incrementos de las tasas, la lacra de los retrasos quita el sueño a las aerolíneas: “Nos afectan y nos preocupan enormemente. Siendo un operador de rotaciones cortas y con una alta utilización de los aviones, todo lo que implique demoras es una pérdida en cadena. También en El Prat, pero sobre todo en Barajas el impacto de los retrasos es dramático”
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