La Aviación Civil de Colombia acaba de conceder autorización a Jet Smart, la low cost del grupo estadounidense Indigo Partners, propietario de Wizz Air, Volaris o Frontier, para operar 27 rutas interiores en el país, con su flota de aviones Airbus. La expansión coincide con el cierre de Viva, que deja un vacío importante en el mercado aeronáutico del país y que Jet Smart aprovechará al comprar la empresa en quiebra (Otro fracaso de Ryan).
Jet Smart opera con estabilidad en Chile, donde ha consolidado su modelo. En Perú tiene una filial que está creciendo, pese a la situación caótica del país. Y también está en Argentina, país siempre incomprensible donde Jet Smart no puede ya volar ni desde el aeropuerto low cost de Buenos Aires ni puede fijar libremente los precios por orden del gobierno.
Pero ahora se lanza a Colombia, a donde volaba desde Santiago de Chile.
Las rutas que le han aprobado cubren las siguientes ciudades: por supuesto, Bogotá, Medellín y Cali, además de Cartagena, Barranquilla, Santa Marta, Bucaramanga, San Andrés, Pereira, Montería, Cúcuta y Pasto. En otras palabras, todo el país.
La entrada en Colombia no se producirá a partir de cero, como ocurrió en los demás países, sino que Jet Smart ha comprado el cien por ciento de Viva Air, que lleva ya semanas sin volar tras su quiebra.
Jet Smart aún debe cubrir una serie de trámites, como explicitar detalladamente flota, rutas y frecuencias, para operar.
Inicialmente, los aviones serán los de Viva y, además, probablemente la gran mayoría de los empleados seguirán.
La gran perjudicada de todo esto es la endeble Avianca, que tenía en marcha un proceso de absorción de Viva. Ahora, no sólo no se quedará con ese competidor, sino que delante tendrá una aerolínea cuyos directivos saben cómo gestionar el modelo low cost y que previsiblemente darán la batalla comercial desde el primer día.
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