KLM: la noticia más inquietante

El matrimonio Air France KLM no va bien. Nunca podía ir bien porque uno de los cónyuges aporta una nómina suculenta a la pareja con la que mantienen las pérdidas del otro. Encima, el que va mal es el grande, o sea Air France, que tiene vocación de mandar. Cada poco estallan chispas, con los dos gobiernos detrás, preocupados por ‘sus’ aerolíneas.

El artífice de que el matrimonio subsista es Pieter Elbers, el director general de KLM. Es un hombre brillante, querido en Holanda, que mantiene la nave a flote pese a lo que llega de París.

Por eso cuando se supo que abandona la empresa, el personal, el comité de empresa y los sindicatos mostraron su conmoción: se va el jefe y los trabajadores son los primeros en lamentarlo.

La noticia tiene una parte positiva: Elbers no se marcha de inmediato sino en mayo de 2023.

En Holanda todos temen que a partir de esa fecha Air France acelere sus planes para la integración de las dos aerolíneas. Hoy el grupo opera como IAG: cada compañía tiene su personalidad y únicamente suman sus cuentas de resultados al final. Pero cada una va a su aire, muy a diferencia de lo que hace, por ejemplo, Lufhtansa con sus participadas. Ese es el modelo que querría Air France, el que busca Ben Smith, el director general del grupo y para quien Elbers era una molestia. De hecho, ya lo quiso echar y Holanda lo impidió.

“Estoy agradecido por el espíritu con el que se ha llevado a cabo este proceso. Agradezco a Pieter su compromiso y sé que puedo contar con él y con todo el equipo de KLM para garantizar una transición de liderazgo sin problemas con su sucesor”, dijo Ben Smith al conocerse la noticia. Pero nadie en Holanda se lo tomó en serio porque Smith estuvo directamente involucrado en la decisión de no renovar el contrato de Elbers en octubre de 2019.

Los roces entre las dos estructuras pueden ser personales, pero sobre todo son culturales: en París los sindicatos están muy enfrentados a la dirección, cosa que en Ámsterdam no ocurre y colaboran apretándose el cinturón para sacar a la compañía adelante. Air France pierde dinero de forma más o menos escandalosa desde hace una década, aunque suele salvar su imagen con los beneficios que da la sección de mantenimiento de aviones. En cambio, KLM, pese a ser la pequeña, gana dinero casi continuadamente.

La 'fusión' entre Air France y KLM en 2003 era una necesidad para ambas aerolíneas y una forma de supervivencia. Pero las diferencias culturales entre los franceses y los holandeses, la envidia entre las empresas y sus sindicatos por el mejor desempeño de KLM y las profundas divisiones sobre dónde debería estar el poder eclipsaron constantemente la relación entre las dos aerolíneas. Los primeros años, con Janaillac al frente de Air France, la tensión era palpable. En Holanda esperaban que la llegada de un canadiense (Smith) en agosto de 2018 aliviaría las tensiones, pero ha sido todo lo contrario.

En ese contexto, Elbers se convierte en un referente. Pieter Elbers siempre ha hecho todo lo posible para proteger los intereses de KLM, tratando de evitar que KLM tenga que ceder vuelos en Ámsterdam Schiphol en beneficio de Air France en París Charles de Gaulle, bloqueando los intentos de que las ganancias obtenidas en Ámsterdam fueran a sanear a Air France, que registra pérdidas.

Ahora toca esperar, pero Holanda está muy inquieta.