El gran problema de Boeing no es que una aerolínea deje de comprar sus aviones por Airbus. El gran problema es que ese cambio normalmente supone un compromiso a largo plazo porque los aviones no son como los zapatos: exigen una infraestructura, un conocimiento, unos hábitos y eso no se cambia fácilmente.
Y esto, exactamente esto es lo que está pasando con Xiamen Airlines de China. Xiamen había venido operando sólo aviones de Boeing desde que nació en 1980. Se dice pronto: cuarenta años, en el mercado de más crecimiento del mundo, sólo con Boeing. Pero ahora, la verdad es que sin sorprender a nadie, Xiamen ha pedido a las compañías de leasing, que le ofrezcan precios por diez Airbus 321neo.
Xiamen es propiedad de la aerolínea estatal China Southern y está pensando en recibir estos aviones para dentro de uno a tres años. Observen el detalle: China Southern es la propietaria, una de las grandes chinas. Y allí está entrando Airbus, que nunca había pisado estos terrenos.
Las noticias negativas se acumulan en la mesa del nuevo presidente de Boeing. Por ejemplo, esta misma semana se ha sabido que Malaysia Airlines ha decidido definitivamente suspender sus pedidos de 737Max porque ahora mismo ya nadie tiene la más remota idea de para cuándo serán.
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