La continua caída del precio del petróleo, que desde junio ha experimentado una bajada del 40% hasta situarse el barril de Brent a 65 dólares, tiene un efecto positivo sobre el sector turístico, siendo las aerolíneas las más beneficiadas, pero también consecuencias negativas para algunos mercados.
El menor coste en combustible no solo beneficia a las compañías aéreas también a los viajeros. Este año los billetes de avión se han abaratado un 5,1 por ciento de media por la caída del precio del crudo y desde la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) calculan que el próximo año se reducirán hasta un 5,8 por ciento.
"La bajada de los precios del petróleo y el fortalecimiento del PIB global se traducirá también en un mayor beneficio para los usuarios gracias a la reducción de costes y a una mayor eficiencia operativa", ha destacado Tony Tyler. Eso sí, el consejero delegado de la IATA asegura que el impacto de los precios más bajos del combustible se apreciará “con un desfase temporal” debido a las prácticas de compra anticipada de petróleo.
En el lado contrario, el hecho de que el crudo no deje de caer es una mala noticia para países productores como Venezuela o Rusia por cuanto supone que reciben menores ingresos. En el caso del país latinoamericano acrecienta sus problemas para pagar la deuda que mantiene, entre otros sectores, con las aerolíneas a las que aún debe pagar 3.600 millones. El riesgo de que el país de Nicolás Maduro entre en default se acrecienta debido a su fuerte déficit fiscal y alto gasto público.
La crisis petrolera también golpea a Rusia justo en un momento en el que el rublo está en mínimo históricos - desde junio, la divisa acumula un desplome del 40%. Esta situación provoca que sus ciudadanos tengan un menor poder adquisitivo lo que en la práctica se traduce dificulta los viajes al extranjero.
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