Luis Rey, miembro de la asociación que perdió a su hija, a su yerno y a sus dos únicos nietos varones, denunció que la cadena de custodia falló y que alguien se aprovechó de la situación para robar algunos efectos personales de su hija: «Un año después del accidente, comenzamos a revisar la documentación de mi hija, sus coches, sus cuentas bancarias...; y comprobamos cómo dos meses después del accidente le habían vaciado la cuenta bancaria, sólo dejaron 20 euros, según recoge La Razón.
Hicieron dos transferencias por un importe inferior a 3.000 euros, para no incurrir en un delito, y sacaron más de 5.000 euros». «En el extracto bancario figura el nombre de la persona que lo hizo y me fui a la comisaría de delitos informáticos para que ellos lo identificaran, sin que me hayan dado respuesta. La Justicia no ha buscado la verdad, tampoco en esto. No ha respodido como debía», lamenta.
«En el operativo especial desplegado durante esos días había gente buena y otra que no era tan correcta. Faltaron muchas cosas de valor. Lo pudieron hacer en Barajas, en el traslado, en Ifema o de camino al cementerio». Según explica Rey, de 64 años, esto es una demostración más de que la Justicia les ha dado de lado en todos los aspectos.
Este familiar fue uno de los pocos que se atrevió a identificar los cuerpos de sus seres queridos en el anexo al cementerio de La Almudena de Madrid, en el que se alojaron tras el accidente. «Su cuerpo estaba vestido», por lo que no sufrió las consecuencias de las llamas. «Alguien se hizo con la tarjeta de coordenadas que llevaba en la cartera y vació la cuenta de mi hija, directora de márketing del equipo de baloncesto de Gran Canaria».
Ésta es la única pertenencia que puede contrastar que le fue robada, pero Rey echó de menos muchas cosas más. Entre ellos, la alianza de boda. «No es por el valor económico de las cosas que no nos han devuelto. Daría lo que fuera por poder recuperar el ordenador portátil de mi hija, en el que estaban almacenadas todas las fotos de los 30 días que pasamos juntos ese verano. Con las prisas, no pudimos volcarlas en mi equipo. Mi hija me dijo que al llegar a casa me las enviaría. He ido un montón de veces a Barajas a buscar entre los objetos perdidos, pero no aparece nada».
El caso de Luis no es único. Según confirmó a La Razón la presidenta de la Asociación de Víctimas del Vuelo JK-5022, Pilar Vera, hubo cosas que desaparecieron de forma misteriosa. «Durante esos días, algunos medios de comunicación publicaron fotos en las que se podían ver objetos de los supervivientes. Entre ellas, una camiseta de la Selección española de fútbol con el nombre de uno de los niños fallecidos en el trágico siniestro. Nunca se la devolvieron a su familia. La mayoría de los casos no se pueden demostrar, pero se ha llegado a dar la circunstancia de una persona que llamó al teléfono móvil de su hijo un año después del accidente y alguien contestó. A otra familia le devolvieron un crucifijo de madera, pero el colgante de oro con una estampa de la virgen que llevaba colgado no apareció. A otra pareja le faltaban las alianzas... La cadena de custodia falló de manera lamentable».
Todas estas cuestiones y las referentes a los errores cometidos durante y después del accidente han quedado plasmadas en el documental que la asociación –con el apoyo de la televisión autonómica canaria y el colegio de pilotos (Copac)– decidió poner en marcha en marzo de éste año, tras conocer la decisión del titular del Juzgado Nº 11 de Madrid del 11 de diciembre del año pasado, de levantar las imputaciones a los tres directivos de Spanair, manteniendo la imputación a los dos técnicos de mantenimiento de la aerolínea y proponer la apertura de juicio oral a la Audiencia Provincial de Madrid que decidió archivar el caso el 19 de septiembre, en sobreseimiento libre. «JK5022: Cadena de errores», dirigido por Ione Hernández, repasa los hechos con testimonios de supervivientes, familiares, pilotos, controladores aéreos, ingenieros, abogados, peritos y bomberos.
El dolor se mezcló con indignación y rabia cuando Luis Rey descubrió dos meses después de la tragedia que habían vaciado la cuenta bancaria de su hija y de su yerno. Pudo comprobar que con las claves de acceso a la banca online que estaban en posesión de los fallecidos, habían logrado hacer dos transferencias a nombre de una persona a la que tienen perfectamente identificada y que saben dónde reside. Hasta están al tanto de que el supuesto beneficiario ha cambiado de domicilio últimamente. «Sé quién se ha llevado el dinero de mi hija», insiste Luis Rey. «Estamos desolados, la Justicia no no nos da una respuesta».
Luego os quejais cuando digo la Mafia de AENA.
Los políticos son un reflejo de nuestra sociedad decadente.