El sector aéreo español podría verse duramente golpeado en los próximos años por la falta de pilotos. Las últimas previsiones del Consejo Internacional de Aeropuertos (ACI) estima que España necesitará 11.000 nuevos comandantes en los próximos diez años para satisfacer las necesidades de las aerolíneas (Alerta en la aviación: faltan cerca de 80.000 pilotos).
Según informa Vozpopuli, en la actualidad, apenas se forman unos 600 pilotos al año, una cifra que no alcanza para cubrir ni la mitad de la demanda proyectada para la próxima década. Y mientras tanto, el tráfico de los aeropuertos es cada vez mayor, con un crecimiento de un 12% en lo que va de 2024, y con la previsión de cerrar el ejercicio con más de 300 millones de pasajeros.
En este sentido, uno de los principales factores que explica esta carencia es la falta de relevo generacional. Muchos pilotos se están jubilando, mientras que los jóvenes no ingresan a las academias en número suficiente para compensar estas bajas. Además, las aerolíneas siguen aumentando sus frecuencias de vuelos debido al auge del turismo, lo que pone aún más presión sobre el ya reducido número de profesionales disponibles.
El alto coste de la formación es otro de los obstáculos. Convertirse en piloto en España requiere una inversión que oscila entre los 80.000 y los 180.000 euros, dependiendo del tipo de licencia y la formación adicional. Esto limita el acceso a la profesión, y ha hecho que las academias no logren duplicar su número de estudiantes, a pesar de la alta demanda laboral que presenta el sector.
Esta escasez de pilotos no solo afecta a las aerolíneas comerciales. También hay una gran necesidad de estos profesionales en otras áreas como los servicios de emergencia, incluyendo rescates e intervenciones en incendios, lo que amplía aún más el déficit de personal capacitado en el país.
Se trata de un problema global, pero en España se siente con especial intensidad por el peso del turismo en la economía. Expertos insisten en que es imprescindible tomar medidas urgentes para atraer más estudiantes y reducir los costes de formación si se quiere evitar que esta escasez afecte gravemente a la conectividad aérea y, por ende, a la economía turística del país.