Los dos principales aeropuertos británicos, Heathrow y Gatwick, en Londres, están al límite. Y desde hace años las dos empresas propietarias luchan con la burocracia para conseguir ampliar y atender la demanda. La derecha, desde la época de David Cameron, pero después con Boris Johnson y con Ricki Sunak, mareó las cosas ilimitadamente.
Ahora los laboristas llegaron al poder y en meses desbloquearon todo. Una pista de aeropuerto, por supuesto, equivale a contaminación, pero también a crecimiento económico. De hecho, Heathrow está prácticamente al límite de su capacidad. Y Gatwick es el aeropuerto de una pista con más tráfico del mundo.
“El Gobierno está absolutamente comprometido con una economía que crezca y convertir el país en un lugar para negocios y comerciar”, dijo Rachel Reeves, la ministra de Economía, a su llegada a Davos, donde participa en el famoso encuentro económico.
Ya los laboristas dieron una pista de su política en este sentido cuando permitieron que el aeropuerto de London City ampliara notablemente su horario de funcionamiento, en contra de las medidas que se venían manteniendo. Igualmente, en materia de vivienda, ha decidido anular los obstáculos de las municipalidades para que se pueda construir hasta 1,5 millones de viviendas en el país.