Varias de las azafatas de Air Europa dedican parte de su tiempo a labores sociales. Tras conocer de primera mano los valores y la solidaridad de la gente más desfavorecida, miembros de la tripulación de la aerolínea decidieron poner en marcha la ONG AEA Solidaria.
Esta vocación social empezó con el seísmo, de 7,2 grados, que se produjo en Haití el 12 de enero de 2010. Marta Andreu, azafata de la aerolínea y también presidenta de la ONG, se trasladó hasta Puerto Príncipe, junto a dos de sus compañeros para ofrecer su ayuda. Para ello, antes de partir improvisaron una colecta de ayuda y recopilaron material de socorro para los afectados.
Según recoge El Mundo, cuando volvieron a Mallorca iniciaron “una campaña de captación de fondos” a través de la que consiguieron “reunir 45.000 euros, cantidad que Air Europa igualó y que nos permitió construir una escuela para 200 niños en Los Callos”, expone Marta.
Entre los trabajos exitosos de la ONG está el centro de día de la Asociación Caminantes, donde actualmente están ayudando a una media de 500 niños en riesgo de exclusión. También trabaja con los menores del barrio de Los Cocos, donde gracias a la colaboración de varias entidades, entre ellas el Hotel Be Live Hamaca, han conseguido poner en funcionamiento un comedor.
Asimismo, también han puesto en marcha un proyecto para poder traer a los niños a Mallorca a estudiar y que al volver puedan acceder a un trabajo que les permita vivir dignamente.
¿Esas azafatas tan generosas son las mismas que colaboran en los vuelos de deportación, también llamados vuelos de la verguenza?
Pelín contradictorio e hipócrata, ¿no?