Las aerolíneas dibujan un escenario aún más sombrío

Visto desde el mundo hotelero, fue obvio, desde marzo de 2020, que sin movilidad aérea no habría turismo vigoroso, sino migajas. Vengo siguiendo la gestión de bioseguridad de ciertas líneas aéreas, desde entonces, incluida la IATA y también lo que se ha ido avanzando todos estos meses. En noviembre de 2020, la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard publicó un estudio sobre el riesgo de contagio en vuelo, que complementó otros dos estudios previos de Airbus, Boeing y Embraer. En ese estudio, se recoge, entre otras cosas, los resultados de ensayos en cabina, simulando las condiciones en vuelo con 25 renovaciones de aire a la hora y con filtros HEPA, que son las habituales (o deberían), y un pasajero con alta capacidad infectiva (supercontagiador). Si otro pasajero va sentado justo al lado del anterior y NIGUNO LLEVA MASCARILLA, tienen que transcurrir más de 6 HORAS para el contagio; si AMBOS LLEVAN MASCARILLA, el tiempo necesario de vuelo para el contagio es de más de 27 HORAS. Son las condiciones similares a las exigidas en quirófano de máximo nivel. Esto es ingeniería y no medicina, ni epidemiología, ni política.
En casi un año, la IATA no ha hecho ni conseguido absolutamente nada para dar garantías de vuelos sanitariamente seguros a los distintos gobiernos y a los mercados. Sólo han presionado para conseguir subvenciones para las grandes aerolíneas. Y, además, tienen la poca vergüenza de decir, según incluye el artículo, que si no les dejan volar, que les sigan dando dinero. Es lo que pasa cuando se ponen a personas con mentalidad funcionarial a dirigir, como también pasa en buena parte de los puestos de la Unión Europea. Lo más sorprendente es que la misión de la IATA consiste en “to represent, lead, and serve the airline industry”. Con estos líderes, no hacen falta enemigos. En las próximas semanas, hay relevo en la dirección de la IATA, pero es más de lo mismo: otro pasteleo elaborado entre los burócratas europeos. Si no hubieran tenido ninguna subvención, ya estarían volando todas las areolíneas. Si no son capaces de aplicar la ingeniería para resolver la seguridad sanitaria, es que no merecen seguir volando.