Esta semana, por primera vez en la historia, en un lugar de la planicie de Salisbury, al oeste de Londres, un motor a reacción de los que usan los aviones comerciales funcionó con hidrógeno. El Rolls Royce AE2100 consiguió operar en la base del ministerio de Defensa, en Boscombe Down. El proyecto es una acción conjunta del fabricante de motores Rolls Royce y de Easyjet, que ha aportado dinero.
El problema de la descarbonización de la aviación viene del peso de las baterías. Un motor de avión puede ser eléctrico, pero las baterías pesan demasiado y si vuela con ellas no podría transportar pasajeros. De forma que se está explorando el uso del hidrógeno como alternativa. En todo caso, pese al logro, los promotores dicen que todo esto está aún en fases muy iniciales y que queda mucho tiempo de maduración y solución de problemas.
El hidrógeno empleado era auténticamente verde: se había producido con la energía de las mareas en el archipiélago escocés de las Orkney. Con esa energía se mueve un electrolizador que separa el hidrógeno del agua en un proceso llamado electrólisis. Ese hidrógeno se comprime a alta presión. Ese hidrógeno es el que su combustión puso en marcha el motor.
Ahora, tanto Easyjet como sobre todo Rolls Royce, se investiga cómo han operado las diversas variables. Aún hay varias pruebas en tierra antes de que un avión vuele a hidrógeno.
Dentro del mismo proyecto, Rolls Royce está fabricando un modelo de motor, el Pearl 15, específicamente pensado para ser propulsado a hidrógeno. El AE2100 empleado en los experimentos de estos días es un motor convencional, adaptado.
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